Una gata sabia
“¿Puede alguien esconderse de mí en algún lugar secreto? ¿Acaso no estoy en todas partes en los cielos y en la tierra” Jeremías 23:24, NTV.
Curiosa, la gata de Amber, era grande y estaba embarazada. Amber y su hermano Jim estaban ansiosos por ver a los nuevos gatitos, así que revisaban a Curiosa varias veces al día para ver si había llegado el momento del parto. Pero un día, cuando fueron a verla, no estaba. La buscaron por toda la casa, pero no la encontraron por ninguna parte. Su madre les dijo que las gatas suelen hacerse un nido cuando están a punto de parir, un bonito lugar privado donde puedan estar solas. Pero a Amber y a su hermano les preocupaba que Curiosa no estuviera a salvo.
Pasaron los días y Curiosa no aparecía. Estaban asustados. Entonces, Jim vio a Curiosa afuera y la siguió hasta la casa de un vecino. Curiosa saltó al alero de la casa y desapareció, y Jim corrió a casa en busca de su papá. El papá llamó a la puerta del vecino y pidió permiso para registrar la casa. Luego, subió con cuidado por la escalera del desván. Todos temían que Curiosa se enfadara por la intrusión, ya que había decidido esconder a sus gatitos.
Sin embargo, cuando papá se deslizó sigilosamente por el suelo del desván, Curiosa lo vio y empezó a ronronear fuerte y alegremente, como si lo hubiera estado esperando. Casi parecía como si supiera que él vendría a buscarla y que sería persistente hasta encontrarla.
A veces, decidimos escondernos de las personas que nos aman. Quizá tememos que se enfaden porque hemos desobedecido, o quizá simplemente queremos experimentar por nuestra cuenta. ¿Alguna vez te escondiste así? Si lo hiciste, probablemente te diste cuenta de que esconderse no es tan fácil y te alegraste de que te encontraran. Dios nunca deja de buscarnos y siempre nos recibe en casa con los brazos abiertos. ¿Y si le agradecemos por eso hoy?
Joelle