En busca de libertad
«Me diste libertad, ¡Me libraste porque me amas! » (Salmo 18:19, TLA)
El 13 de agosto de 1961, el famoso muro de Berlín dejó prisioneros a más de un millón de alemanes en el sector oriental de la ciudad bajo el gobierno de la Unión Soviética.
El 15 de diciembre de 1961, los hermanos Erwin, Guenther y Bruno Becker, que vivían a treinta metros del muro que marcaba la frontera, dijeron: «¡No podemos soportar más lo que está sucediendo! Este infame muro nos separa cada día más de la libertad. Nuestra única esperanza es cavar un túnel que empiece en nuestra casa, pase por debajo del muro y llegue al lado libre de Berlín».
Los hermanos se pusieron de acuerdo. Empezaron a cavar, trabajaron arduamente durante nueve días, y finalmente terminaron el túnel. El 24 de diciembre, veintiocho personas se reunieron en la casa de la familia Becker, deseosas de escapar a la libertad.
Poco antes de la medianoche comenzaron a deslizarse por el túnel hasta salir por el extremo que los dejaba en el territorio de Alemania libre. La Señora Becker no paraba de repetir: «Gracias, Dios mío, gracias».
Como joven o señorita, tal vez simbólicamente también te encuentras detrás de un muro que limita tu libertad. Podrías carecer de ciertos conocimientos y habilidades, de dinero por no tener todavía una profesión lucrativa, de un hogar propio junto a la persona que será tu compañero de vida.
Afortunadamente estás empeñado en abrir un túnel que te llevará a la libertad profesional, económica y social. Si estudias y trabajas con inteligencia y perseverancia, confiando en los dones que Dios te ha dado y en la ayuda divina, al cabo de pocos años habrás alcanzado esa anhelada libertad. Y no solo eso, sino también la libertad del pecado por los méritos de tu Salvador.
Hoy encomienda tu vida en las manos de Jesús y serás de aquellos jóvenes que «son fuertes y han aceptado la palabra de Dios en su corazón, y […] han vencido al maligno» (1 Juan 2: 14). Esos que pronto serán verdaderamente libres dentro de los muros de «la ciudad santa, la nueva Jerusalén» (Apocalipsis 21: 2).