Eres un instrumento
«Alábenlo con platillos sonoros! ¡Alábenlo con platillos vibrantes! ¡Que todo lo que respira alabe al Señor! (Salmo 150: 5-6)
NO HAY MANERA DE CONCLUIR UN LIBRO DE CANTOS como el de Salmos que invitando a todo ser viviente a alabar el nombre de Dios. Después de todo, ese es el propósito para el que fuimos creados: ¡alabar al Señor a través de una vida dedicada a SERVIR Y GLORIFICAR su santo nombre!
¿Qué tal fabricar un instrumento musical rudimentario? Toma una caja de zapatos y corta un círculo de 10 cm de diámetro en el centro de la tapa. A continuación, pega dos rectángulos de cartón de 1 cm de alto en los extremos opuestos del círculo. Cierra bien la caja, envolviéndola con gomas o ligas elásticas de modo que éstas se apoyen los trozos de cartón y crucen el círculo, como las cuerdas de una guitarra. Para hacer sonar este instrumento, basta con raspar las cuerdas. Con el movimiento vibratorio de las gomas elásticas, el sonido se propagará y amplificará por la caja. Si utilizas ligas de distinto grosor verás que emiten ruidos diferentes.
Sin embargo, al igual que las gomas elásticas del experimento no pueden emitir sonido por sí solas, NOSOTROS TAMPOCO SOMOS CAPACES DE REPRODUCIR EL SONIDO DEL CIELO SI EL ESPÍRITU SANTO NO ACTÚA EN NOSOTROS. Solo a través de él es que nos convertimos en instrumentos útiles y que nuestra melodía adquiere un poder transformador. Muchos tenemos varios dones: cantar, hablar, servir o dibujar. Sin embargo, si no estamos en las manos de Dios, de nada serviría una vida de talentos.
Ser instrumentos en las manos del Padre y emitir el sonido del cielo es nuestro papel en esta vida. A través de la adoración, no solo nos convertimos en personas más agradecidas y felices, sino que podemos mostrar a los demás la alegría de servir a Dios. ¿Qué tal si eliges un himno y pasas el día alabando al Señor por sus grandes bendiciones?
Escribe aquí una parte de una canción que te ayude a sentirte más cerca de Jesús: