Antes de expirar, inspirar
“Existen tres medios de crecer: la razón, la costumbre y la inspiración”. Pascal
Corría el año 1934. Michael, un pastor bautista afroamericano, visitaba Alemania. Allí, en el país de Lutero, descubrió los escritos de este monje del siglo XVI que, inspirado en la Biblia, cambió Europa y el mundo para siempre por medio de la Reforma Protestante. A Michael le impresionó particularmente lo que Lutero había escrito contra la opresión. Siendo también esta su lucha en su propio país, se identificó por completo con Lutero. Tanto, que decidió cambiarse el nombre. Pasó, de llamarse Michael King, a llamarse Martín Lutero King. Cuando regresó a su país, Estados Unidos, le dijo a su hijo de cinco años: “A partir de ahora yo me llamaré Martín Lutero King Senior y tú te llamarás Martín Lutero King Junior”. Así fue como recibió su nombre este gran personaje que también cambió su país y el mundo para siempre, inspirado en la Biblia.
Tanto Lutero como Martin Luther King son un modelo de cómo vivir a base de una conciencia individual alimentada por la Palabra de Dios; de cómo permanecer firmes ante instituciones, sociedades y mentalidades opresivas que hacen daño al otro. De cómo, un simple monje, un sencillo joven afroamericano, o una mujer común y corriente como tú y como yo, pueden marcar una diferencia en su entorno.
Como “dijo Jesús: ‘¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa’ ” (Luc. 13:20, 21). Estamos aquí, no solo para respirar, sobrevivir y un día expirar para siempre; estamos aquí para inspirar a vivir en la atmósfera del cielo ahora, en nuestro entorno. Como la levadura que fermenta la masa.
A mí no me cabe ninguna duda de que nosotras, en nuestra pequeña esfera de influencia, podemos inspirar al cambio. Porque una idea es algo poderoso; una idea basada en el amor al otro, es algo que transforma; pero una vida basada en el evangelio y vivida con sinceridad, sencillez y decisión, cambia radicalmente y para siempre a una misma primero, y a quienes nos aprecian después.
Una vida basada en mi relación con Dios, en saberme salva por la fe y no por las obras, en reconocer que él no hace acepción de personas y que el Espíritu Santo es el que produce en mí el querer y el hacer, por su buena voluntad, inspira.
“Por lo tanto, busquemos todo lo que conduce a la paz y a la edificación mutua” (Rom. 14:19).
Debe de haber un error en la fecha en que él estuvo en Alemania siendo pastor, ya que Martin Luther King nació en el 1929 y para el año 1934 solo contaba con cinco años de edad.