Dios: la fuente de la sabiduría
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Salmo 111:10).
Salmo 111:10, versículo paralelo a Proverbios 1:7 y Proverbios 9:10, nos presenta un retrato de Dios como el principio de la sabiduría, recordándonos que, puesto que la sabiduría habita en él, quien quiera ser sabio debe empezar por reconocer quién es Dios. Solo “los que buscan a Jehová comprenden todas las cosas” (Prov. 28:5).
El concepto “temor de Jehová” es a menudo interpretado como miedo al juicio divino o a la muerte eterna (ver Lucas 12:5; Hebreos 10:31), pero lo cierto es que tiene que ver con otra cosa. Las palabras originales hebreas empleadas en estos tres pasajes de hoy expresan la idea de “respeto”, “reverencia”, “alabanza” y “confianza”.11 Cuando la Biblia afirma que el principio de la sabiduría es el temor de Dios no nos está llamando al miedo, sino que nos está haciendo saber que hasta que no aprendamos a respetar, reverenciar y alabar a Dios, así como a confiar en él, no podremos adquirir la verdadera sabiduría.
Todo comienza con entender quién es Dios, con reconocer su grandeza, omnipotencia e infinita sabiduría. Cuando temamos a Dios en el sentido de que lo reverenciemos, estaremos en condiciones de recibir su Palabra con confianza. Entonces podremos aceptar su plan para nuestra vida aun cuando no se parezca a lo que teníamos en mente, porque habremos desarrollado la suficiente confianza en él como para saber que su plan siempre será mejor que el nuestro. En ese respeto reverencial a Dios que confía en sus criterios más que en los propios, es que está el camino de la sabiduría.
¿Cómo podríamos considerar sabia a una persona que no toma en cuenta a Dios ni lo consulta? ¿De dónde saca tal persona su mal llamada “sabiduría”? ¿Y qué decir de quien llegó a la conclusión de que Dios no existe? Ciertamente, en distintos ámbitos se considera que no creer en Dios es propio de personas sabias y científicas, pero este es un criterio totalmente alejado de los principios bíblicos que Dios ha delineado para nosotros. En el concepto bíblico, “dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’ ” (ver Sal. 14:1). Necedad y sabiduría son precisamente lo opuesto.
La verdadera sabiduría no tiene que ver con cuánto sabes, sino con a quién conoces, a quién respetas, a quién reverencias y en quién confías. ¿Quieres ser realmente sabio? Respeta, reverencia, alaba a Dios y confía en sus caminos.
11* Ver Comentario bíblico de Andrews, t. 1, cuadro “La sabiduría y el temor de Dios”.