El renacimiento de una estrella – parte 3
“Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos que anuncien tu mensaje sin miedo” (Hech. 4:29).
Después de la Guerra Civil, para los estadounidenses de raza negra el fin de la esclavitud fue una cosa, pero tener acceso a oportunidades fue otra muy distinta. Los estados del sur habían aprobado los llamados “códigos negros” para limitar los derechos civiles que la Decimoquinta Enmienda de la Constitución ahora garantizaba. Pocos jóvenes de raza negra podían asistir a instituciones educativas. Los de raza blanca decían que los afroamericanos sabían cuál era “su lugar”. Los trabajadores de raza negra eran explotados y vivían en la más absoluta pobreza.
Desde el principio, la Iglesia Adventista se opuso a la esclavitud, apoyando los derechos plenos de todas las personas, y recibió con los brazos abiertos a los afroamericanos. Pero al igual que con las misiones extranjeras y los estados del sur en general, un esfuerzo concertado para alcanzar a los exesclavos tardó demasiado en llegar, a pesar de los llamados incansables de la propia Elena de White. Cuando Edson White finalmente entregó su vida a Jesús, se sintió llamado a trabajar con los afroamericanos del sur del país.
Edson y su amigo Will Palmer construyeron un barco de vapor, al que llamaron Morning Star [Estrella matutina]. Tenía más de 20 metros de largo y contenía una capilla, una imprenta y un cuarto oscuro, aparte de varias habitaciones. Una tormenta feroz casi lo hundió mientras navegaban por el lago Míchigan en el verano de 1894. Seis meses después, llegaron a Vicksburg, Mississippi, donde al cabo de seis meses construyeron una pequeña iglesia para la congregación que había crecido allí.
En 1898, opositores enojados amenazaron con destruir el Morning Star y cerrar sus escuelas. Comenzaron a azotar, amenazar y encarcelar a los líderes adventistas de raza negra. Edson White describió la oposición racista a la que se enfrentaba su trabajo en una carta a su madre, el día 25 de mayo de 1899: “Hace dos semanas, una turba de unos veinticinco hombres blancos vino a nuestra iglesia alrededor de la medianoche”.
Continuará…