Doctor Cuac
“Espero ir a verlos y hablar con ustedes personalmente, para que así nuestra alegría sea completa” 2 Juan 1:12.
¿Fuiste alguna vez a una residencia de ancianos? A veces, las residencias de ancianos permiten a los visitantes llevar a sus mascotas y, aunque primero hay que pedir permiso, es bueno para las personas mayores tener mascotas que les hagan compañía. He visto residencias con periquitos, gatos y perros, pero solo conozco una que tenga un pato como mascota. Se llama Louie y empezó a visitar la residencia hace pocos años. Desde entonces vuelve todos los días y, aunque todos se alegran de verlo ahora, no siempre fue así. Louie eligió la residencia, ellos no lo eligieron a él.
Un día, el pato entró por la puerta principal y se acercó al mostrador de la enfermera. “Cuac, cuac”, saludó educadamente a la enfermera. Pero ella agarró una escoba y echó a Louie fuera. No pareció importarle, porque unas horas más tarde estaba de vuelta.
Al principio, el personal se preguntaba quién dejaba entrar al pato, pero alguien lo vio subir por la acera, pisar el felpudo automático y cruzar la puerta al abrirse. Para entonces, todos disfrutaban tanto de sus visitas que no se atrevieron a echarlo. Ahora Louie hace visitas programadas, y cuando está dentro lleva un pañal especial.
Un patito ha marcado una gran diferencia en esa residencia de ancianos solo con sus visitas. Tú también puedes marcar la diferencia. ¿Conoces a alguien que agradecería una visita tuya? Habla con tus padres y hagan planes para ir juntos a hacer esa visita.
Julie