Matutina para Mujeres | Jueves 05 de Diciembre de 2024 | La hermosura de un carácter transformado

Matutina para Mujeres | Jueves 05 de Diciembre de 2024 | La hermosura de un carácter transformado

La hermosura de un carácter transformado

“Por la contemplación somos transformados”. Elena de White

Hoy vamos a comenzar con una pregunta, y me gustaría que te tomaras uno o dos minutos para responderla mentalmente antes de continuar con la lectura. La pregunta es: ¿Qué es lo más hermoso que has visto en tu vida?

Tal vez hayas respondido: “Mi bebé cuando lo vi por primera vez”; “El mar que baña mi ciudad”; “La mirada de mi esposo cuando me dice que me ama”; “Una puesta de sol”; “Una caída de agua”; “Un caballo galopando por la pradera”… Las posibilidades son muchas; y todas, por supuesto, son válidas. Tal como nos dice el diccionario, hermosa es una cosa o persona (y yo añado, o un animal), cuya belleza puede ser percibida por la vista o por el oído; que es agradable; que recrea; que tiene un conjunto de cualidades que la hacen excelente. Por eso no es de extrañar que, al pensar en algo hermoso, pensemos en algo relacionado con la creación de Dios.

La Biblia nos confirma en esta intuición, pues en el relato de la creación de Génesis vemos cómo, tras cada cosa creada, Dios dijo que era “buena”, y la palabra original usada aquí en hebreo para “buena”, tov, también incluye el aspecto estético, es decir, el concepto de belleza. La creación de Dios es buena no solo en los sentidos de función y eficiencia, sino también de belleza. Dicho de otra manera: lo creado por Dios es bueno en el sentido de que es hermoso.205 Y en especial manera el ser humano es hermoso, puesto que fue creado a imagen de Dios.

Y si la creación es hermosa, la re-creación lo es más aún si cabe. Porque lo exterior sin duda puede tener gran belleza, pero si hay una belleza que importa es la interior, la del corazón. En esa es en la que Dios se fija (ver 1 Sam. 16:7). La belleza de un carácter transformado por la contemplación de la persona de Jesús; la belleza de una vida entregada al servicio de Dios; la belleza de alguien que, como un espejo, refleja la gloria del Señor, y va transformándose en su imagen misma, porque cada vez tiene más de su gloria. Y esto por la acción del Señor (ver 2 Cor. 3:18). La belleza de una mujer virtuosa como resultado de la obra del Espíritu Santo en su interior.

Busca la verdadera belleza. Entiende lo que es ser hermosa de verdad.

“Vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios” (1 Ped. 3:4).


205 Ver Seventh-Day Adventist International Bible Commentary (Pacific Press / Review and Herald, 2016), p. 54.

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