Matutina para Adultos | Miércoles 11 de Diciembre de 2024 | Dios da sabiduría al que temprano le busca

Matutina para Adultos | Miércoles 11 de Diciembre de 2024 | Dios da sabiduría al que temprano le busca

Dios da sabiduría al que temprano le busca

“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan” (Proverbios 8:17).

Recientemente, encontré en una red social una publicación que me llamó poderosamente la atención. Se titula “¿Cómo pretendes crecer en Cristo si no hay prioridades en tu vida?” Y luego, añade:

25 dólares por una Biblia: “¡Qué cara!”

25 dólares por una comida o una ropa: “¡Qué barata!”

1 hora para orar: “¡Qué pereza!”

3 horas en Facebook: “¡Quién tuviera más tiempo para esto!”

2 horas en la iglesia: “¡Qué aburrimiento!”

6 horas viendo series en Netflix: “¡Qué bien la estoy pasando!”

30 minutos leyendo la Biblia: “¡Qué sueño tengo!”

5 horas en Internet: “¡Mañana por la mañana voy a estar muerto de sueño!”

¿Qué te parece la diferencia que existe entre las prioridades del Padre celestial y las prioridades de estos hijos terrenales, que somos nosotros? Una de las prioridades de Dios es permitirnos encontrar la sabiduría en él, si cada día nos acercamos ante su presencia para buscarlo. Y otra de sus prioridades es amar a los que lo aman. Mientras tanto, entre nuestras prioridades de lo cotidiano, no necesariamente están buscarlo a él como lo primero y lo mejor, ni dedicarle todo el tiempo que nos sea posible. No es de extrañar, entonces, que nos falte inteligencia para la vida cristiana.

Ciertamente, Dios nos llama a ser sabios en la vida, y para que lo consigamos nos explica que el principio de la sabiduría es buscarlo diariamente a él. ¿Cómo vamos a ser sabios llenándonos de prioridades diferentes y dejando a la búsqueda de Dios apenas el tiempo restante (y las energías restantes)?

Si te sientes identificado con la crítica que subyace a esta publicación de redes sociales, necesitas entender que te hace falta un cambio urgente. Proverbios 8 termina diciendo, en el versículo 34: “¡Feliz el hombre que me oye, que vela a mis puertas cada día y espera en el umbral de mi entrada!” Te invito a velar cada día a las puertas del Señor, para que te haga sabio de verdad. Mientras sigas estableciendo unas prioridades distintas a esta, la sabiduría seguirá siéndote esquiva.

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