Matutina para Adultos | Sábado 08 de Febrero de 2025 | Dios puede escucharnos a todos

Matutina para Adultos | Sábado 08 de Febrero de 2025 | Dios puede escucharnos a todos

Dios puede escucharnos a todos

«Tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público» (Mat. 6: 6).

Siendo adolescente tenía una enorme dificultad para entender que Dios podía verme y escucharme a la vez que veía y escuchaba a todos los demás seres humanos. Y constantemente estaba dándole vueltas a este asunto. ¿Cómo puede Dios cuidar de todos sus hijos al mismo tiempo?

Años más tarde, el libro de Philip Yancey y Paul Brand, Fearfully and Wonderfully Made (Grand Rapids: Zondervan, 1980), traducido en español más recientemente con el título de A su imagen (Editorial Vida, 2007), me ayudó a encontrar esta idea menos inverosímil. Estos autores comparan lo que sucede entre Dios y nosotros en el universo con lo que sucede entre las diferentes células de nuestro cuerpo y nuestro propio cerebro. Demuestran con datos científicos verificados que nuestro cerebro es capaz de realizar incontables operaciones por segundo, coordinando todos nuestros sentidos y todas nuestras funciones vitales a la vez: nuestras reflexiones cerebrales, nuestras funciones musculares, los procesos de la digestión e innumerables reacciones químicas de las que ni siquiera conozco el nombre.

Parece que necesitamos miles de computaciones cerebrales por segundo solo para reconocer una melodía, un perfume o una imagen. Nuestros ojos pueden ver miles de imágenes e interpretarlas a una velocidad que desafía la imaginación de los evolucionistas. Ninguno de ellos ha explicado todavía de modo convincente cómo un puñado de materia ha evolucionado, por error y sin ningún proyecto inteligente detrás, para convertirse en un ojo que ve perfectamente o en un oído que escucha con inverosímil precisión.

Hoy sabemos que solo un gramo de tejido cerebral puede contener millones de conexiones entre neuronas y sinapsis. Como resultado de esto, cada célula, y hay más células nerviosas en nuestro cuerpo que personas en esta Tierra, pueden comunicarse con otras o con el cerebro de forma casi instantánea.

Entonces, me digo a mí mismo, si un cerebro tan mediano como el mío puede ver, escuchar y atender tantas llamadas al mismo tiempo, ¿por qué Aquel que creó todo este sistema y nos hizo a su imagen no va a poder vernos, escucharnos y atendernos a todos a la vez?

La respuesta es un misterio. Pero es un misterio en el que podemos confiar. Jesús lo asegura: cuando oras, Dios te ve y te escucha como lo haría el mejor de los padres.

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