
Comparte las bendiciones
“Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría” (2 Corintios 9:7).
La vida de Michael fue transformada por el poder de la generosidad. Desde pequeño, Michael fue testigo del hábito de sus padres de dar, ya sea su tiempo, sus recursos o amabilidad. Inspirado por su ejemplo, adoptó un espíritu generoso que continúa impactando vidas. Michael nos inspira con algunos conceptos bien específicos:
La alegría de dar. La generosidad no se trata solo de dar; se trata de la alegría que proviene de compartir con otros. Proverbios 11:25 promete: “El que es generoso prospera; el que reanima a otros será reanimado”.
Un corazón agradecido. La generosidad fluye de un corazón agradecido. Cuando reconocemos lo mucho que Dios nos ha bendecido, sentimos la necesidad de compartir esas bendiciones con otros. Hechos 20:35 nos recuerda: “Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir’ ” (DHH).
La generosidad de Dios. Nuestra generosidad es un reflejo de la propia entrega abundante de Dios. Juan 3:16, quizás el versículo más conocido de la Biblia, nos recuerda: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (RVR 1960). Estamos llamados a imitar su naturaleza generosa.
La generosidad es un poderoso acto de amor que refleja la alegría de dar, un corazón lleno de gratitud y la propia naturaleza generosa de Dios. Al abrazar un espíritu de generosidad, no solo bendecimos a otros, sino que también experimentamos la abundancia de las bendiciones de Dios a cambio. Seamos dadores alegres, compartiendo las abundantes bendiciones de Dios con un mundo necesitado.
Oración: Gracias, Señor mi Dios, por tu inmensurable generosidad.