
El abuelo de los gorriones
«Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?». Mateo 6:26.
Antonio es un abuelo que deja las migas del pan en la mesa del patio para que los gorriones se den un festín. Hoy me contó que aprendió eso cuando vio una noticia sobre un hombre que vivía en el campo y alimentaba a cientos de pajaritos. Esos expertos visitantes se acercaban y se posaban en el árbol más alto de su patio, a media mañana y al final de la tarde. El hombre a veces dejaba de comer algo que le gustaba para tener suficientes granos y frutas para alimentar a los pájaros.
Una delicada melodía interrumpió el curioso relato. En el árbol de mangos sin flores del patio de Antonio, vi a los pequeños voladores; sus ojos vivos nos observan. A través de los picos de los pajaritos, creo que noté una sonrisa. Ciertamente uno de los diálogos más bonitos de Jesús es acerca del delicado cuidado de Dios para con las flores y los pajaritos. Y a ti te cuida todavía más que a ellos.
MI ORACIÓN: QUERIDO PADRE, ¡GRACIAS POR TU AMOR POR MÍ!
DELICADEZA: Suavidad al toque, dulzura al paladar, calma a los oídos y belleza a la mirada.