Corazones compasivos
“Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni para enojarse” (Santiago 1:19).
Grace descubrió el poder transformador de la escucha activa. Comprendió que escuchar activamente va más allá de oír palabras; se trata de conectar con los demás a un nivel más profundo. La escucha activa es importante para construir relaciones, mostrar compasión y vivir conforme a las enseñanzas de Cristo. Aquí hay algunos consejos para aprender a escuchar mejor:
Estar preparado para escuchar. Santiago 1:19 nos anima: “Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni para enojarse”. La escucha activa comienza con la disposición a realmente poner atención a lo que otros dicen, dejando de lado nuestros propios pensamientos y juicios. Se trata de crear un espacio seguro para que otros se expresen.
Participar de modo empático. En 1 Pedro 3:8 se nos insta a ser “compasivos y humildes”. La escucha activa implica no solo oír, sino también procurar identificarnos con los sentimientos, las luchas y las perspectivas de los demás. Se trata de reconocer las emociones detrás de las palabras.
Construir puentes. Proverbios 18:13 nos aconseja: “Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar”. La escucha activa es un constructor de puentes en las relaciones, ya que fomenta la comprensión y la unidad. Es una piedra angular de la comunicación efectiva y la resolución de conflictos.
La escucha activa es una forma poderosa de conectar con los demás y demostrar compasión al estilo de Cristo. Incluye estar listos para escuchar, participar con empatía y construir puentes de comprensión. A través de la escucha activa, nos convertimos en mejores instrumentos de la gracia de Dios.
Oración: Ayúdame, Dios, a convertirme en un oyente activo, rápido para escuchar, lento para hablar y compasivo en todas mis interacciones con los demás.
