
«Si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, no dejaría que asaltara su casa» (Luc. 12:39, NTV)
Se cuenta la historia de una familia que se mudó a un barrio conocido por su mala reputación debido a los ladrones. Como era de esperar ante tal situación, la familia organizó su casa poniendo especial atención a la seguridad. Una semana después de haberse instalado, se dieron cuenta de que alguien había robado su parrilla de asado, que estaba en el patio trasero. ¡Imagínate el choque, la frustración y la impotencia! Pero mayor fue su sorpresa al descubrir, dos días después, que la parrilla había sido devuelta, con una nota que decía: «Saludos, vecinos, perdón por haber tomado prestada su parrilla sin pedirles permiso. Aquí se la devolvemos. Para compensar la molestia, les obsequiamos entradas para el partido de béisbol de esta noche».
La familia se puso muy contenta al darse cuenta de que todo había sido un «malentendido» y, muy emocionados, se alistaron esa noche y fueron a ver el partido de béisbol. Cuando regresaron a la casa después del evento deportivo se llevaron la amarga sorpresa de que la invitación había sido una distracción para que toda la familia saliera de la casa. Los ladrones se habían llevado… ¡todo!
Esta jocosa historia ilustra una de las principales comparaciones que el Nuevo Testamento usa para referirse a la segunda venida de Cristo: será «como un ladrón en la noche». Muchos cristianos sinceros han malinterpretado este símil y creen que Jesús vendrá en secreto, como lo hace un ladrón, y «raptará» a su pueblo sin que nadie se dé cuenta. Pero los textos que comparan el regreso de Cristo con «un ladrón en la noche» en realidad aluden al elemento sorpresivo de este acontecimiento y nos urgen a estar siempre alerta,
a «velar», para que dicho suceso no nos tome por sorpresa.
Cristo no necesita «raptarte» de forma secreta después de haber muerto públicamente por ti en la cruz del Calvario. Él vendrá «en las nubes. Todos lo verán» (Apoc. 1:7). Pero como no sabemos cuándo ocurrirá este esperado acontecimiento, lo mejor que podemos hacer es poner en práctica las palabras del propio Jesús cuando dice: «Miren, yo vengo como el ladrón. Dichoso el que se mantiene despierto y conserva su ropa, para que no ande desnudo y se vea la vergüenza de su desnudez» (Apoc. 16:15).

