Matutina para Adultos | Domingo 29 de junio de 2025 | Una oportunidad más

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Matutina para Adultos

«Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló. Y dijo al viñador: «Ya

hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?». Él entonces, respondiendo, le dijo: «Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después»» (Lucas 13: 6-9).

¿Te has sentido alguna vez humillado o avergonzado por una circunstancia penosa en la que has cometido un error? ¿Te has sentido dolido porque hubieses querido tener otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero nadie te la ha dado?

¿Quién no se ha sentido nunca en una situación de fracaso similar? Hay personas que viven así toda la

vida. Algunos los tildan de «perdedores natos». Otros los llaman simplemente «perdedores» (loosers, en inglés), o incluso

«los nadies». ¿Te has sentido alguna vez como un «nadie»?

Jesús fue muy sensible a todos los fracasados: los más pobres, los enfermos crónicos, las personas en situación de dependencia, los que sufren alguna deficiencia, los extranjeros marginados, los niños de los que se abusa o las personas maltratadas.

Dios creó nuestro maravilloso mundo para que fuésemos felices eternamente. Pero entre nosotros y el diablo hemos conseguido hacer de nuestro hermoso planeta un lugar muy poco feliz, especialmente para «los nadies».

La mayoría llevamos vidas ordinarias. Y algunos, vidas infrahumanas. Pero Jesús vino a este mundo para convertir todas nuestras vidas en vidas extraordinarias. Por eso él se representa a sí mismo en esta parábola como un hortelano compasivo que quiere transformar el fatal destino de aquella higuera estéril dándole una oportunidad más.

Para ello se propone «cavar» en torno al árbol condenado a muerte, es decir, ablandar la tierra endurecida en torno a su tronco para que reciba mejor el agua de vida. Y «abonarla», es decir, alimentarla adecuadamente, nutrirla con lo que necesita para dar de sí al máximo, florecer y dar fruto.

Esta parábola enseña que Dios tiene mucha paciencia con todos, porque nos ama, y a todos nos da no solo una segunda oportunidad sino varias. Quiere ablandar el terreno en torno a cada uno y nutrirnos adecuadamente. Como hizo con el pueblo de Israel, así desea hacer también con nosotros.

Para ilustrar este deseo divino, Lucas 13: 10-17 nos narra con sumo cariño cómo Jesús dio una magnífica oportunidad a una mujer «perdedora».

Señor, inspírame para saber dar su oportunidad a quienes la necesitan.

60 Ver Roberto Badenas, Encuentros decisivos (Doral, Florida: IADPA, 2021), pp. 145-154.

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