Miércoles 24 de Agosto de 2022 | Matutina para Adolescentes | Los que se quedaron murieron

Los que se quedaron murieron

“Cuando digan: ‘Paz y seguridad’, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:3, RVR 95).

La erupción de un volcán es uno de los fenómenos naturales más aterradores de la Tierra. Algunos lo llaman un acto de Dios, pero eso no podría estar más lejos de la verdad. Los volcanes son un resultado directo del pecado y una consecuencia del Diluvio. Sus erupciones pueden ser devastadoras. Al mediodía de este día en el año 79 d.C., después de dormir durante siglos, el monte Vesubio, en el sur de Italia, entró en erupción. Hubo algún aviso, y algunas personas huyeron. Pero otros miles murieron cuando Pompeya y Herculano quedaron sepultadas bajo una gruesa capa de ceniza volcánica. Estas prósperas ciudades nunca se reconstruyeron y, durante 1.700 años, permanecieron en el olvido. Al ser redescubiertas, Pompeya y Herculano fueron la comidilla del mundo arqueológico.

Veinte mil personas vivían en Pompeya, lugar turístico favorito de los romanos ricos, con sus baños públicos y salones de juego. Pero el placer y la prosperidad de la ciudad llegaron a su fin cuando el Vesubio explotó, disparando una nube de ceniza. Durante las doce horas siguientes, ceniza y piedras de hasta ocho centímetros de diámetro cayeron sobre Pompeya, obligando a la gente a huir aterrorizada. Algunos se quedaron con la esperanza de que la erupción pasaría, pero murieron a la mañana siguiente cuando una nube de gas venenoso invadió la ciudad. La avalancha de rocas y cenizas que siguió derrumbó las casa y la ciudad quedó sepultada a cinco metros de profundidad.

Recién en 1982 se descubrieron en Pompeya los restos conservados de 2.000 hombres, mujeres y niños. Al parecer, después de morir por el calor y la caída de escombros, los cuerpos de las víctimas quedaron cubiertos de ceniza. Más tarde, se descompusieron y dejaron un espacio vacío. Cuando se vierte yeso en estos espacios vacíos cubiertos de ceniza y se deja que se endurezca, se obtiene una “estatua” de la persona o el animal tal y como estaba al morir. Muy, muy triste.

La última gran erupción del Vesubio fue en 1631. Se espera otra erupción en un futuro próximo y, por supuesto, sería devastadora para las dos millones de personas que viven a la sombra del Vesubio. El monte Vesubio tiene un largo historial de erupciones, por lo que las personas que viven a su alrededor deberían saber que no pueden confiar en él.

Pablo nos advierte que la paz y la seguridad no están garantizadas en este viejo mundo. Al final, la destrucción llegará a nuestra tierra debido a la guerra, las enfermedades y los desastres naturales. Los que confían en sí mismos en lugar de confiar en Dios no escaparán.

Comparte este devocional
Deja tu comentario