Matutina para Mujeres | Lunes 22 de septiembre de 2025 | No hay ley contra la paciencia

Matutina para Mujeres | Lunes 22 de septiembre de 2025 | No hay ley contra la paciencia

Matutina para Mujeres

«Cuando el hombre muere, ¿acaso vuelve a vivir? Mientras tenga que cumplir mi servicio obligatorio,

esperaré con paciencia a que llegue mi relevo» (Job 14:14, RVC).

Mientras se rasca la piel, las llagas sangran y supuran, y el polvo se adhiere a las heridas formando grandes costras. Lleva así varios días y no sabe por qué le vino esa repentina enfermedad. Ha perdido mucho peso, tanto que se puede ver su esqueleto. Todos dicen que seguramente Dios lo está castigando y él no sabe por cuál pecado se le castiga tan duramente. Pero la enfermedad no es todo, también perdió a sus hijos queridos, por los que siempre ofrecía sacrificios de perdón al Señor. Todo es confuso, todo es incierto. Pero, en medio del torbellino de adversidades en el que se encuentra, Job dice: «esperaré con paciencia». ¿Esperar con paciencia? Eso era algo que su esposa no podía hacer. Ella prefería verlo muerto a seguir sufriendo y, apenas comenzaba la prueba, cuando le sugirió maldecir a Dios. Pero aquello no estaba en los planes de Job. Lo vemos plasmado en sus palabras en el texto de hoy, que encontramos en Job 14:14.

La paciencia es una virtud que nos hace falta desarrollar. Job esperaba con paciencia la liberación del Redentor en el cual confiaba. Nosotros, que profesamos hoy esperar la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, no deberíamos perder la paciencia con facilidad. Si comparamos la paciencia de acero de Job con la nuestra, tendríamos que decir que nuestra paciencia es de vidrio, pues se rompe con mucha facilidad.

El objetivo del enemigo, al tocar a Job, era precisamente que perdiera su paciencia y renegara de Dios, pero no lo logró. Hoy, ese testimonio poderoso nos da una maravillosa lección de vida. No te impacientes ante las pruebas, no te desesperes durante la espera de la liberación. El objetivo del enemigo sigue siendo el mismo para ti y para mí. No le des el placer de alejarte de Dios. Satanás no tuvo el gusto de ir a decirle a Dios que Job había perdido la paciencia. Él había apostado que Job blasfemaría y renegaría de su fe, pero perdió. No te vayas de la iglesia «por culpa de otros». No niegues tu fe por quedar bien con otros. Soporta con paciencia, corre con paciencia, espera con paciencia. La buena noticia es que Dios te dará un gran recompensa.

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