
«Y entonaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero:
‘Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios, el Todopoderoso.
Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones’ » (Apocalipsis 15:3).
Era marzo de 2020. Mi esposo y yo habíamos estado ahorrando para un anhelado viaje a Indianápolis, Estados Unidos. Por primera vez, iríamos a un congreso mundial de nuestra querida Iglesia Adventista del Séptimo Día, y en verdad estábamos muy emocionados. Sin embargo, por esas fechas, las fronteras se cerraron debido al coronavirus y la noticia acerca de la cancelación del congreso no tardó en llegar. Ese fue uno de mis sueños que la pandemia se llevó. No obstante, no se llevó mi esperanza.
Wayne Hooper provenía de una familia de cantantes, por lo que su talento lo llevó a ser parte de los Heraldos del Rey. Ellos cantaban para La Voz de la Esperanza. El congreso mundial de la iglesia de 1962 estaba cerca, y los organizadores estaban recibiendo propuestas para elegir un canto lema. Cuando Wayne recibió la invitación de hacer un canto tema para dicho evento, supo que el título era: «Tenemos esta esperanza».
Cierto día, después de orar al Señor para pedir la dirección del Espíritu Santo, recibió las impresiones de la letra y la música. La composición estuvo lista en menos de media hora. El título de aquel canto es «Una esperanza», y lo encontramos en nuestro himnario adventista con el número 181. Ese canto fue utilizado en aquel congreso mundial de 1962 y en otros congresos posteriores. Ha sido traducido a muchos idiomas y es conocido mundialmente por la comunidad adventista.
La esperanza de nuestro corazón es la venida del Señor. Anhelamos estar en aquel Congreso Universal que durará toda la eternidad. No habrá enfermedad que cancele el evento, como el covid-19 lo hizo con el congreso del 2020, sino que, todos aquellos que hayamos hecho los arreglos necesarios, asistiremos a la reunión de las naciones. Para esa ocasión, no habrá convocatoria para el canto lema porque ya fue escrito hace muchos años. El himno de Moisés y del Cordero será entonado con júbilo por nuestras voces. Esa esperanza que arde en nuestro ser se habrá cumplido y nos regocijaremos en la salvación de nuestro Dios. Estas son maravillosas noticias.

