Miércoles 19 de Abril de 2023 | Matutina para Mujeres | Razones para tener miedo

Razones para tener miedo

Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera. 1 Samuel 28:5.

¿Por qué Saúl tenía miedo, si había asesinado a cientos o miles? Porque masacró a los sacerdotes y sabía que la gracia de Dios lo había abandonado. Vio el ejército filisteo, y a su juicio, eran más numerosos y mejor armados. Mientras Saúl perseguía a David, descuidó las fronteras, y los filisteos aprovecharon las circunstancias. “Saúl sabía que David y su fuerza estaban con los filisteos, y pensó que el hijo de Isaí aprovecharía esta oportunidad para vengarse de los agravios que había recibido” (PP, p. 731). Su conciencia culpable lo hizo llenarse de miedo y temblar como una hoja seca.

Nos afanamos tanto por perseguir una meta, sin asegurarnos de que sea la voluntad divina, y abandonamos a nuestros seres amados. Dejamos la puerta abierta al enemigo, facilitando que ataque a quienes fuimos llamados a salvaguardar. “Mientras Satanás instaba a Saúl a emplear toda su energía en perseguir a David, el mismo espíritu maligno insinuaba a los filisteos a aprovechar la oportunidad para labrar la ruina de Saúl y demoler al pueblo de Dios. ¡Cuán a menudo el archienemigo usa la misma política y el mismo procedimiento! Obra sobre algún corazón falto de consagración para encender la envidia y la lucha en la iglesia, y luego, aprovechándose de la condición dividida en que está el pueblo de Dios, mueve a sus agentes para que labren la ruina de dicho pueblo” (ibíd., pp. 731, 132).

David había vivido entre los filisteos durante más de un año, y desde allí atacaba a los gesuritas, gezritas y amalecitas, haciéndole creer al rey filisteo que atacaba territorio de Judá y otras regiones enemigas. Aquis, el rey filisteo, feliz de que David y su gente estuviese en su tierra, y para asegurarse de que siguiera siendo odiado por Saúl y su tropa, lo invitó a pelear contra su propio país. David recurrió al engaño, dándole una respuesta evasiva (1 Sam. 28:2). El rey tomó esta palabra como la aceptación de pelear a favor de ellos.

David no levantaría su espada contra su propia nación, pues era el ungido y futuro rey, pero no quería decepcionar a quien tanto lo había apoyado. Tal es el peligro de hacer alianzas con quienes no tienen temor de Dios. Poco a poco nos vamos envolviendo y comprometemos nuestros principios. Si lo has hecho, ruega que la misericordia divina te alcance (ver 1 Samuel 29:6, 7).

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