
«Felipe se acercó de prisa al carro y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, preguntó: ‘¿Acaso entiende usted lo que está leyendo?’ ‘¿Y cómo voy a entenderlo –contestó– si nadie me lo explica?’ Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él» (Hechos 8:30, 31).
Felipe, un fiel discípulo de Cristo, es conocido por su disposición a seguir el llamado de Dios y compartir el evangelio. Se encontró con un eunuco etíope que estaba leyendo las Escrituras, pero necesitaba ayuda para entenderlas. Felipe vio esto como una oportunidad para explicar el mensaje de Jesús y guiar al eunuco a la fe. Su historia demuestra la importancia de ser un mensajero dispuesto, y ayudar a otros a comprender la
Palabra de Dios y encontrar la salvación a través de Jesús. Profundicemos en las cualidades que demostró
Felipe.
Disposición para servir. La disposición de Felipe a acercarse al eunuco etíope y ofrecerle su ayuda ejemplifica el principio de estar preparado para servir cuando Dios presente una oportunidad. Como creyentes, debemos estar abiertos a la dirección de Dios y listos para compartir el evangelio cuando surja la oportunidad.
Comunicación efectiva. Felipe comunicó eficazmente el evangelio, a partir de la Escritura que el eunuco estaba leyendo. Como seguidores de Cristo, debemos tratar de comunicar el mensaje de Jesús con claridad y de manera relevante para aquellos con quienes nos encontramos.
Visión de evangelismo. Felipe no se detuvo luego de explicar las Escrituras, sino que llevó al eunuco a la fe en Jesús. Se nos anima a guiar a otros hacia una relación personal con Cristo y enseñarles que la comunicación permanente con Jesús nos acerca al Cielo.
Que, como Felipe, seamos mensajeros voluntarios de las buenas nuevas, ayudando a otros a entender y abrazar el mensaje de Jesús.
Oración: Padre celestial, te agradezco por el ejemplo de Felipe, el mensajero dispuesto de las buenas nuevas.

