La oración de un preso
“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 3:14).
No está mal pedir por las necesidades del cuerpo, pero Pablo suplica por el hombre interior. No está mal pedir por necesidades personales, pero Pablo prioriza orar por la iglesia y la misión.
Lo primero que hace es doblar sus rodillas; postra el cuerpo y el alma. Esto debió haber sido un espectáculo difícil de asimilar para el duro soldado que lo custodiaba. Él dirige la oración al Padre; nada más personal e íntimo para referirse a Dios. Hay filiación y pertenencia, y un sentido de confianza y dependencia.
El apóstol presenta cuatro pedidos, encadenados uno a otro.
1-Ora por poder (Efe. 3:16). Este proviene de la presencia del Espíritu Santo, que el Señor nos envió como nuestro Consolador, después de su partida.
2-Ora por profundidad (Efe. 3:17, 18). El apóstol utiliza en estos textos tres verbos: habitar, arraigar y cimentar
“Habitar” es “establecerse y sentirse como en casa”, según Kenneth Wues. Dios no se sentía como en casa en el hogar de Lot, pero si se sintió en casa en la tienda de Abraham o al caminar con Enoc.
“Arraigar” nos relaciona con la agricultura. El buen árbol tiene raíces profundas a fin de obtener alimento, estabilidad y producir muchos frutos.
“Cimentar” es un término de arquitectura. Se refiere a las bases sobre las que construimos, que son tan importantes como el edificio. No es lo mismo construir sobre la arena que sobre la roca firme de Cristo y su Palabra. Solo la profundidad con Cristo puede sostenernos durante las severas pruebas de la vida.
3-Ora por comprensión (Efe. 3:18). Al aferrarse a la vasta e ilimitada extensión del amor de Dios, Pablo quiere que conozcamos personalmente el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento. Hay dimensiones, pero no pueden ser medidas.
4-Ora por plenitud (Efe. 3:19). Muchos creyentes se comparan con “otros” para argumentar que no son “tan malos”. Muchos se conforman con perder por poco o empatar. ¿Por qué? ¡Podemos ser ampliamente ganadores!
Lo que hacemos ahora nos prepara para la Eternidad, cuando glorifiquemos a Cristo para siempre.
¡Él es poderoso para hacer todas las cosas, todas las cosas abundantemente, todas las cosas más abundantemente, todas las cosas mucho más abundantemente!