La inspiración puesta a prueba – parte 3
“Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y Salvador!” (Sal. 42:11).
Al comparar los escritos de salud de Elena de White con el conocimiento médico moderno y con los escritos de otros reformadores del siglo XIX, Leonard Brand y Don McMahon descubrieron que, aunque los escritos de Elena demostraron una precisión que iba mucho más allá de lo que razonablemente podría esperarse de alguien en su época, había un aspecto donde su precisión falló. Si bien los principios para la buena salud que defendía eran consistentemente acertados, a veces daba explicaciones para ellos que hoy no tienen mucho sentido. Según ellos, sus “qué” fueron acertados, pero sus “por qué” no tanto.
Brand y McMahon sugieren que los “qué” y los “por qué” provienen de diferentes fuentes de información. Quizá Dios nos dio los principios de salud a seguir y nos dejó a nosotros la tarea de descubrir las razones por las que funcionan. De hecho, Dios no podía explicar algunos de los “por qué” en ese momento en el que no existía vocabulario médico adecuado o conceptos psicológicos que no se conocerían hasta décadas después. Incluso en esa época precientífica, decir: “No coma carne”, “beba mucha agua”, “duerma mucho más”, no requería de ningún vocabulario especial o de conocimientos avanzados. Sin embargo, no tendría sentido explicar las razones de estas instrucciones cuando nadie sabía qué eran las bacterias o los virus, o qué son el sistema inmune y el endocrino.
“Curiosamente, cuando algunos se preocupan por los aparentes errores médicos que cometió Elena de White, generalmente es por los ‘por qué’ […]. Pero la fiabilidad o falta de ella en los ‘por qué’ no es una forma fehaciente de probar si los principios de salud de Elena de White fueron inspirados o no. Son sus principios de vida los que pueden afectar nuestra salud. Mientras sigamos estos principios, no importa si entendemos o no las razones fisiológicas de ellos, e incluso si las razones dadas, los ‘por qué’, son erróneos. […] Dios ha comunicado las verdades que necesitamos” (The Prophet and Her Critics, pp. 73, 74).
Dios le dio a Elena de White conocimientos para que la gente pudiera entenderlo mejor a él y vivir más saludablemente. Un análisis cuidadoso revela que, aunque carecía de educación médica y vivía en una época de ignorancia sobre temas de salud, compartía sabiduría médica que no puede explicarse de manera convincente sin aceptar la inspiración divina. Y eso nos asegura algo más importante: que se puede confiar en Dios.