Domingo 02 de Abril de 2023 | Matutina para Mujeres | ¿Muerte de parto?

¿Muerte de parto?

Al ver las que la asistían que ella se moría, le dijeron: “No tengas miedo, que has dado a luz un niño”. Pero ella no respondió ni les hizo caso. 1 Samuel 4:20, DHH.

Israel había huido frente a los ejércitos filisteos; 30.000 hombres habían perecido y el arca había sido robada. Los hijos de Elí, sacerdotes y hombres impíos, murieron en la batalla. Después de escuchar la noticia, Elí, de casi cien años, no resistió y murió en el acto. Había deshonrado a Dios como sumo sacerdote, juez y padre de familia. Esto lo hacía parcialmente responsable de que la presencia de Dios se hubiera retirado de Israel. “No bastaba que el arca y el Santuario estuviesen en medio de Israel. No bastaba que los sacerdotes ofrecieran sacrificios y que los del pueblo se llamaran los hijos de Dios. El Señor no escucha las peticiones de quienes albergan iniquidad en el corazón” (PP, p. 573).

Estas terribles noticias hicieron que se le adelantara el parto a la esposa de Finees. Sus amigas la animaron a celebrar la llegada del hijo. Un hijo varón para una viuda era considerado como una gran bendición, pero su dolor no era por las pérdidas sino por ver retirarse la presencia divina.

“La esposa de Finees, a pesar de la impiedad de su marido, era una mujer que temía al Señor. La muerte de su suegro y su marido, y sobre todo, la terrible noticia de que el arca de Dios había sido tomada, le causaron la muerte. Le pareció que la última esperanza de Israel había desaparecido; y llamó al hijo que le acababa de nacer en esa hora de adversidad, Icabod, ‘sin gloria’, al hijo que le acababa de nacer en esa hora de adversidad. Y con su último aliento repitió las tristes palabras: ‘La gloria ha sido desterrada de Israel, porque ha sido tomada el Arca de Dios’ ” (PP, p. 634).

La presencia de Dios en tu vida es la mayor bendición, y su ausencia, la mayor calamidad. Se puede ser fiel a Dios en circunstancias adversas, aun cuando nuestros amados no lo sean. Una experiencia similar ocurrirá en el fin del mundo, cuando la gracia de Dios se retire de la tierra: “Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!” (Mat. 24:19).

“Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron” (Luc. 23:29). Cultiva una fe que resista toda prueba, incluso la retirada de la gracia de Dios.

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