Domingo 12 de Marzo de 2023 | Matutina para Mujeres | Un abrazo de despedida

Domingo 12 de Marzo de 2023 | Matutina para Mujeres | Un abrazo de despedida

Un abrazo de despedida

El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes. Deuteronomio 31:8, NVI.

Aunque Josué era un hombre de experiencia y de probada valentía, Moisés vio la necesidad de alentarlo a la vista de todo Israel a que se animara y se esforzara (Deut. 31:7) y que no tuviera miedo (vers. 8). La seguridad de la presencia divina y de un glorioso éxito fue parte de ese emotivo mensaje final. Josué dedicó el resto de su vida a ser un modelo de fe y coraje para quienes fueron testigos de esta solemne asamblea y de las últimas palabras de Moisés.

Imagina ese abrazo final, como el de un padre moribundo a un hijo que queda representándolo; la despedida es larga y los consejos interminables.

El desarrollo de la vida espiritual va en dirección opuesta al desarrollo de la vida física. La vida espiritual comienza con una total independencia de Dios. Luego entramos en la lucha de la “adolescencia” espiritual. Queremos demostrar que hemos aprendido lo suficiente de Dios y que cuanto hacemos es correcto. A medida que crecemos, nos damos cuenta de que no podemos independizarnos de nuestro Padre porque corremos el riesgo de extraviarnos o tomar decisiones equivocadas; con mayor frecuencia desconfiamos de nuestro criterio y confiamos más en el criterio divino. Finalmente nos volvemos tan dependientes de Dios como bebés, no damos un paso sin consultarlo, no nos soltamos de su mano, y algunas veces preferimos que nos lleve en sus brazos.

“El creyente tiene siempre en el Señor a un poderoso auxiliador. Tal vez no sepamos cómo nos ayuda; pero esto sabemos. Nunca falta su ayuda para aquellos que ponen su confianza en él. Si los cristianos pudieran saber cuántas veces el Señor ordenó su camino, para que los propósitos del enemigo con ellos no se cumplieran, no seguirían tropezando y quejándose. Su fe se estabilizaría en Dios, y ninguna prueba podría moverlos. Lo reconocerían como su sabiduría y eficiencia, y él haría que se cumpliese lo que él desea obrar por su medio” (PR, p. 422).

Cualquiera sea la etapa de tu vida espiritual en que te encuentras hoy, esta promesa es para ti: “No te dejaré ni te desampararé”.

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