Domingo 13 de Febrero de 2022 | Matutina para Adultos | “A las 12:45”

“A las 12:45”

“Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos” (Efesios 6:18, RVC).

Para los lectores de la Adventist Review [Revista Adventista en inglés], el nombre del Dr. Peter N. Landless es familiar. Durante años escribió, junto al Dr. Allan R. Handysides, la columna semanal sobre salud.

Lo que yo no sabía era que el Dr. Landless había sido condecorado por el gobierno de su país (Sudáfrica) con la Southern Cross Medal, distinción que se otorga a oficiales del ejército que han prestado a su país un servicio excepcionalmente meritorio. Tampoco sabía que, mientras prestaba su servicio, el Dr. Landless estuvo a punto de perder la vida. La historia la cuenta el pastor Don Schneider.

Dice el relato que, unos dos años después de culminar sus estudios en Medicina, el Dr. Landless recibió una carta del gobierno de Sudáfrica indicándole que debía cumplir con el servicio militar obligatorio. Debido a su entrenamiento, serviría como médico. Aunque no de muy buena gana, se enlistó, deseando que los dos años de servicio pasaran rápido. En el segundo año de servicio, el Dr. Landless fue enviado a una zona que estaba siendo duramente golpeada por la guerrilla. Ahí –cuenta él– su mayor deleite era atender a los enfermos de una población rural que estaba cerca de la base militar. Cada día, seis días por semana, atendía entre cincuenta y doscientos pacientes de la localidad.

Un día, mientras regresaba de atender a un niño que estaba muy enfermo, dos minas antitanques estallaron y el vehículo en el que viajaba voló por los aires. Eran las 12:45. El conductor del vehículo murió días después, y el Dr. Landless sufrió varias heridas. Apenas se recuperó, llamó a su esposa Rosalind. Cuál no sería su sorpresa cuando ella le dijo: “Estábamos en la iglesia, almorzando después del servicio, cuando oramos por ti. Eran las 12:45”. Después de hablar con su esposa, llamó a su mamá, para decirle que estaba bien. Al oír la voz de su hijo, la señora le preguntó: –¿Has estado involucrado en algún accidente?

–Sí –respondió Peter.

–Hoy, a las 12:45 –dijo ella– sentí que debía arrodillarme a orar por ti.

Las 12:45. Exactamente a la hora de la explosión, su esposa y su madre, en lugares diferentes, estaban orando por él. Mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, Peter Landless pensó: “¡Qué bendición! Las oraciones de quienes nos aman, y en favor de quienes amamos, son eficaces” (Really Living, pp. 78-82).

¡Claro que lo son, doctor! Por eso, el apóstol nos exhorta a mantenernos atentos, “siempre orando por todos los santos”.

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