Domingo 19 de Marzo de 2023 | Matutina para Jóvenes | Sus sábados, nuestros sábados

Sus sábados, nuestros sábados

Y les di también mis sábados, para que fueran por señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehová que los santifico. Ezequiel 20:12.

Vivir en el desierto tiene sus dificultades. Así lo percibió el pueblo hebreo en su periplo por la península del Sinaí, donde murmuraron. Éxodo 16 registra ese momento de forma sintética, pero bien descriptiva. En medio de los comentarios, Dios les promete que tendrán el alimento que anhelan. Concluye su compromiso con “Yo soy Jehová, vuestro Dios”. Y tuvieron codornices, algo inusual pero no extraordinario. Además, una sustancia entre copo y escarcha, algo impensado y sumamente extraordinario. El maná acompañó al pueblo durante cuarenta años. Jehová se encargó de realizar un milagro cada día de la semana, durante décadas, porque era su Dios. Eso sí, los sábados no había maná. Ese día les regalaba santidad.

El Éxodo se convirtió en un hito para los hijos de Israel y no deja de ser una metáfora de la humanidad. Andamos errantes, incluso quejosos, pero no andamos solos porque Jehová es nuestro Dios. Muchas veces diremos: “¿Qué es esto? (Maná)”, y él nos dirá: “Pruébalo”. Entonces comprenderemos que le gusta lo dulce, porque intenta compensar la amargura de un mundo caído; que nos regala cosas delicadas a pesar de nuestras tosquedades. Otras veces nos dirá: “¿Sabes qué es esto? Se llama sábado y es mucho más dulce que el maná”. Y cuando lo probamos sabemos que tiene razón.

Ezequiel 20 retoma el concepto porque es lo propio de los profetas escritores, volver hacia el Pentateuco y ver los hitos que marcan el sendero de la religiosidad. La memoria del pasado aporta dimensionalidad (Jehová participó de la historia y se ofrece para seguir haciéndolo en el futuro), permanencia (la relación con Jehová no es puntual sino continua) y perspectiva (el vínculo con Jehová es progresivo, no estático). En estos textos se asegura tal memoria con la afirmación de los sábados. En el día de encuentro se recuerdan otros encuentros, y se anhelan nuevos encuentros porque a Dios le fascina encontrarse con el hombre.

De nuevo, lo cotidiano y lo excepcional se mezclan para fortalecer una idea: “No hay tiempo sin Jehová y tiempo con Jehová. Todo el tiempo le pertenece”. Vivimos una época de disonancia entre lo “religioso” y lo “secular”.

Hemos vallado ambos espacios, asignando lo privado a uno y lo público a otro, pero esa no es la realidad bíblica. Quizá necesitemos un día de siete para adquirir conciencia de ello, para tener un disfrute tal de su presencia que anhelemos vivir continuamente en ese estado de santidad.

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1 comentario
  • Hermoso «»MIS SABADOS»» Nuestros Sábados.
    Sin embargo pienso que se debería profundizar un poco más, sobre la Seriedad, solemnidad y Santidad del Sábado.
    Algunos jóvenes solo van por costumbre.