Domingo 20 de Marzo de 2022 | Matutina para Mujeres | Haz algo

Haz algo

“Mi mandato es: ‘¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas’ ” (Jos. 1:9, NTV).

¿Alguna vez intentaste descubrir el plan de Dios para tu vida? ¿Dónde deberías estudiar? ¿Con quién deberías casarte? ¿Deberías aceptar este trabajo o aquel? ¿Es tiempo de mudarte a otra provincia, o tal vez a otro país? ¡Desear hacer la voluntad de Dios es algo muy bueno! Sin embargo, a veces pensamos en el plan de Dios para nuestra vida como si fuera un laberinto, o un examen. Creemos que si damos un paso en falso nos vamos a perder, y ya nunca encontraremos el camino correcto. Tememos, a menos que todas nuestras decisiones sean perfectas, terminar con el plan “B” o el “C” (que son tan buenos o tan bendecidos como el plan “A”). Estas ideas incorrectas acerca de la voluntad de Dios hacen que nos paralicemos del miedo cuando tenemos que tomar decisiones. En su libro Haz algo, Kevin DeYoung comenta: “No es solo que estamos siempre inquietos y llenos de temor, sino que hemos espiritualizado nuestra inquietud y cobardía tratando de hacer que parezca piedad en vez de pasividad”. En otras palabras, no solo vivimos aterradas, con muy poca fe en la soberanía divina y en nuestro propio intelecto, sino además nos convencemos de que esta pasividad es un gran acto de sumisión a Dios.

Sí, debemos orar, ayunar y, muchas veces, esperar. Sin embargo, después de llenar nuestras mentes de la Palabra de Dios y nuestros oídos de consejos sabios, avancemos con confianza, sabiendo que él nos guiará exactamente adonde tenemos que ir. Tengamos cuidado de no usar la voluntad de Dios como una excusa para hacer nada, o como un seguro contra todo riesgo. DeYoung escribe: “Dios no es una bola mágica a la que podamos acudir y consultar cada vez que tengamos que tomar una decisión. Él es un Dios bueno que nos dio cerebros. Nos muestra su camino de obediencia y nos invita a tomar riesgos por él”. No hace falta que nos torturemos con cada decisión, ni precisamos recibir una señal del Cielo a cada paso. Avancemos obedeciendo las verdades reveladas en la Biblia, siendo fieles en el recorrido. Y en aquellas áreas no reveladas, tomemos decisiones sabias confiando que Dios cuidará de nosotras.

Señor, si hay áreas de mi vida en las que estoy postergando la toma de decisiones porque tengo miedo de equivocarme, muéstramelo hoy. Quiero avanzar confiada, sabiendo que tú cuidarás de mí.

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