Domingo 25 de Septiembre de 2022 | Matutina para Jóvenes | «¿Quién contra nosotros?»

Domingo 25 de Septiembre de 2022 | Matutina para Jóvenes | «¿Quién contra nosotros?»

«¿Quién contra nosotros?»

«¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?». Romanos 8: 31, RV95

En 1937, inició sus labores en Medellín el Colegio Industrial Coloveno para suplir las necesidades educativas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Colombia. Debido a los problemas con la planta física de la sede, fue necesario comprar una propiedad. Las actas de la Unión del 4 de enero de 1940 registran: «Votado: Que se acepte la oferta de José y Luis Eduardo Velásquez de la porción alta de su herencia arriba de la vía hacia aguas frías, El Noral, consistente en 28 cuadras, por la suma de 20,000 pesos para propiedad del colegio de la Unión, el pago se hará tan pronto como los herederos tengan satisfactoriamente todos los certificados para un título claro, incluyendo la mitad de los derechos del agua con el señor Sierra, el propietario vecino».

Nadie sospechó que esa nota final de compartir las aguas con un vecino serviría para demostrar más adelante que cuando Dios levanta bandera en favor de su pueblo, nadie puede oponérsele. Al establecerse en esta nueva propiedad, hubo personas que declararon su abierta oposición a la naciente institución. Fue entonces cuando cobró importancia el asunto de las aguas compartidas con los vecinos. Por su antipatía hacia los recién llegados, el vecino compró un mortal veneno con la malvada intención de envenenar los tres pozos que almacenaban el agua que suplía las necesidades del plantel. Estos pozos estaban cerca de los linderos de su finca.

Esta persona hizo sus planes calladamente y, una vez tomada la decisión de ejecutarlos, comenzó a buscar la ocasión propicia para hacerlo. Por eso guardó el frasco de veneno camuflado entre sus medicinas. Una noche, este malévolo personaje se enfermó. Su esposa, que no sabía nada de la maligna idea que su esposo tenía en mente, en lugar de su medicina, tomó el frasco de veneno y le suministró una porción para socorrerlo. Aquel hombre comenzó a morir, víctima de su odio irracional. En medio de la emergencia, los únicos que le brindaron su apoyo para llevarlo al hospital y tratar de salvarle la vida fueron sus odiados vecinos.

Este relato nos enseña varias lecciones. En primer lugar, el mal que le deseamos a otras personas siempre nos causará más daño a nosotros. En segundo lugar, cuando la protección de Dios está sobre ti, no hay enemigo que pueda dañarte. @Dios te dice hoy: «Si yo estoy contigo, ¿quién podrá contra ti?».

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