Domingo 26 de Junio de 2022 | Matutina para Menores | Imanes

Domingo 26 de Junio de 2022 | Matutina para Menores | Imanes

Imanes

“Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo” (Juan 12:32).

¿Has jugado alguna vez con imanes? En algunos aeropuertos venden bolsitas llenas de imanes. Son unas bolitas de un mineral de hierro magnético de color negruzco que tienen la propiedad de apiñarse en racimos y son difíciles, pero no imposibles, de separar. ¡Es muy divertido jugar con ellas!

Aunque la piedra magnetita fue descubierta por los griegos, en una región de Turquía llamada Magnesia, no se supo mucho acerca de los imanes hasta el año 1820. Fue un físico y químico danés, profesor de la universidad de Copenhague, quien evidenció por primera vez este proceso. Observó cómo un imán puede producir un campo magnético exterior y atraer el hierro, y otros metales como el cobalto, el níquel y el aluminio ¡sin tocarlos y aunque haya objetos de por medio! Los imanes tienen variados usos. El más conocido es la brújula. Además hay una ciencia llamada magnetismo que estudia los imanes y sus propiedades. Según los expertos, la mayor fuerza de atracción de un imán se localiza en los polos terrestres.

Pero, de acuerdo con el versículo de hoy, hay una fuerza aún mayor de atracción. ¿Cuál es esa fuerza? Según leemos, el mayor campo magnético lo tiene Jesús, que nos atrae hacia él con su amor sin límites por los siglos de los siglos. Jesús es un “imán natural”, no temporal. Conservó su propiedad magnética ya hace más de 2.000 años y la conservará por la eternidad.

El ejemplo de Jesús nos anima a no ser electroimanes que tienen un poder de atracción temporal, o sea, solo después de haber recibido una descarga eléctrica, y que después de un tiempo se desvanece. Eso me hace pensar en las personas que se vuelven cristianas cuando pasan por dificultades, pero que cuando vuelve la calma se olvidan de Jesús.

El apóstol Pablo, que era un imán permanente, dijo: “Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo” (1 Cor. 11:1). O sea que él había sido atraído por Jesús camino a Damasco y quedó bajo la influencia de “su campo magnético”.

Así llegó a ser el apóstol más misionero, y atrajo a otros hacia el divino Maestro. ¿Permitirás que Jesús te atraiga diariamente a lo largo de toda tu vida para que también puedas influir en quienes te rodean? Que tus actos lleven cada día a otros al Salvador.

Mirta

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