Vista de largo alcance
“Dios vigila los pasos del hombre y conoce todas sus andanzas” (Job 34:21).
Carol mira a su madre, que le da la espalda. Caminando en silencio, un pie detrás del otro, pasa por la cocina. La madre ni siquiera levanta la vista de los platos que está lavando, pero le pregunta a dónde va con esa ropa. ¿Cómo la vio?
La madre de Carol, como la tuya, parece tener ojos en la nuca. ¿Cómo pueden los padres ver lo que hacen sus hijos sin apartar la vista de la autopista, cuando están conduciendo, o de la computadora, cuando están trabajando, o de la hornalla, cuando están cocinando, o del libro, cuando están leyendo? ¡Es un misterio! Parece que siempre saben lo que estás haciendo. ¡Es impresionante!
Si es así con nuestros padres, imagínate con nuestro Padre celestial. Te ve todo el tiempo. Dios lo sabe todo, lo oye todo, lo ve todo, mucho más que tus padres. En una de las historias bélicas de la Biblia, Dios prohibió a la gente tomar oro, plata o ropa de la gente de Jericó (Jos. 7). Aun así, un hombre llamado Acán pensó que podía esconder algunas de estas valiosas cosas para sí mismo. Enterró todo bajo su propia tienda, seguro de que nadie lo vería ni a nadie le importaría. Pero Dios lo vio, y se preocupó. Acán había desobedecido. Y eso no podía quedar impune.
¿Hay algo que intentas ocultar a Dios? Tiene más que una visión de largo alcance. Es una bendición tener la presencia constante de Dios en tu vida. Él siempre nos está mirando para ayudarnos todo el tiempo. No te preocupes si Dios sigue tus pasos, pero tampoco trates de ocultarle nada. Dios es nuestro Padre celestial. Él nos ama; por eso nos acompaña y conoce toda nuestra vida. Confía en él y descansa en su visión de
