Teoría de las ventanas rotas
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida. Eclesiastés 9:9.
En los años ochenta, el metro de Nueva York era un lugar violento y peligroso. David L. Gunn lo cambió. El director de los transportes públicos aplicó una teoría psicológica que se conoce como de “las ventanas rotas”. ¿Qué dice? Dice que si en una casa se nos rompe una ventana y no la arreglamos, tenemos más probabilidades de que se rompan más. La razón tiene que ver con el abandono. Las personas que ven cada día esa casa y la ventana sin arreglar piensan que no es una posesión de valor y que la dejadez de los dueños debe de ser por las malas condiciones del inmueble. Con ese concepto, es usual que alguna persona rompa una valla o una ventana. La imagen cada vez se verá más deteriorada y la casa se estropeará más. Gunn se dedicó a limpiar el metro y a quitar los Cada vez que alguien lo ensuciaba o pintaba, volvían a limpiarlo. Poco a poco, la gente fue tomando conciencia de que ese no era un lugar abandonado y, curiosamente, se empezó a mantener más limpio; y en consecuencia, bajaron los niveles de criminalidad.
En la vida de pareja puede suceder algo similar. Un día, por la rutina de la vida, abandonamos los detalles de relación: las palabras amables, los proyectos conjuntos, el respeto mutuo… Y esa ventana rota devalúa nuestros vínculos. Entramos en una espiral de distanciamiento, incomodidad, falta de afinidad, y finalmente, ruptura. Entonces, se habla del desamor o de la caducidad de la pasión. Pero no es cierto. Simplemente, no arreglamos la primera ventana que se rompió. Y, no nos vamos a engañar, siempre que se rompe algo se debe arreglar. Como decía Mignon McLaughlin: “Un matrimonio exitoso requiere enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona”.
Salomón no destacó por ser un buen marido, pero nadie puede negar que fuera sabio. Eclesiastés es su último libro, desde el que analiza lo temporal de la vida y lo que realmente es importante. Entre muchos consejos, hay uno en el que debiéramos detenernos: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida”. No dice que la dejes a las primeras de cambio, dice “todos los días de la vida”.
Cada momento es una oportunidad para fortalecer el amor, para restaurar, embellecer o redecorar la relación. Además, hay que disfrutar esa relación porque estás con la persona que amas. Si hay que arreglar algo, arréglalo. Por cierto, todo esto también se aplica a los que no son pareja.