Jueves 23 de Marzo de 2023 | Matutina para Jóvenes | ¿A mi imagen?

¿A mi imagen?

No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. Éxodo 20:4.

¿Qué me dirías si te digo que hay una iglesia que adora a un jugador de fútbol? ¿O a un espagueti volador? ¿O a un unicornio? No, no estoy de broma. La iglesia maradoniana venera al jugador argentino Diego Armando Maradona y le denomina su D10S (por el 10 en su camiseta). Una de sus plegarias nos sonaría casi blasfema: “Diego nuestro que estás en las canchas. Santificada sea tu zurda, venga a nosotros tu magia. Hágase recordar tus goles en la Tierra como en el cielo”. El pastafarismo es una religión que, de forma irónica, adora una enorme bola de espagueti con albóndigas y ojos. Su oración es: “Oh Tallarines que están en los cielos gourmets. Santificada sea tu harina. Vengan a nosotros tus nutrientes. Hágase su voluntad en la Tierra como en los platos. Danos hoy nuestras albóndigas de cada día y perdona nuestras gulas así como nosotros perdonamos a los que no te comen”. Los que adoran a la Unicornio Rosa Invisible (URI) argumentan que no se puede demostrar que no exista porque es invisible. Ellos rezan así: “Benditas sean sus sagradas pezuñas, la paz sea con ella y que sus pezuñas nunca sean herradas”.

Suena ridículo, pero es que el ser humano lleva siglos creando dioses a su semejanza. En estos casos, el fanatismo o la razón han desarrollado sus propios ídolos. Nos molestan porque somos creyentes, pero quizá nos permitan reflexionar sobre nuestra coherencia religiosa y lo que proyectamos. Defendemos la igualdad en Cristo y seguimos haciendo diferencias entre razas, estatus o economías. Proponemos la fraternidad y, sin embargo, nos fascinan los rumores. Predicamos la pronta venida de Cristo, e invertimos todos nuestros esfuerzos en posesiones como si esto nunca se fuera a acabar. La gente nos mira y sigue viendo los mismos objetos, los mismos “ídolos” que los que no creen. Podemos molestarnos con el maradonismo, pero no tenemos ningún problema en defender a muerte los colores de nuestro equipo. Podemos reírnos del pastafarismo, pero que nadie nos quite la comida italiana porque no se puede vivir sin una pizza el sábado por la noche, con una enorme bebida carbonatada, si es posible. Podemos ridiculizar a los seguidores de URI, y seguir celebrando la llegada de Santa Claus como alternativa a la venida de Jesús.

Nosotros no hemos creado a Dios. Ser coherentes con las imágenes que proyectamos es una forma de respetarlo. Si lo amas de verdad, nada de sucedáneos. Por ello, ámalo.

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