La cortina que los salvó
«Como el ave que protege su nido volando encima de él, así protegerá el Señor todopoderoso a Jerusalén; la cuidará, la salvará, la defenderá, la librará». Isaías 31: 5
El viernes por la tarde aquel pequeño y humilde templo ubicado en una zona rural quedó listo para el culto de sábado. Bancas limpias y perfectamente alineadas, el púlpito perfectamente centrado, las sillas organizadas para los oficiantes y una hermosa cortina blanca cubría la parte de atrás de la plataforma. Al amanecer del día siguiente, los miembros de la iglesia comenzaron a salir de sus hogares para trasladarse al lugar donde adorarían a Dios. Pero mientras avanzaban hacia la capilla, las fuerzas armadas habían desplegado tropas en la región para perseguir a un grupo de rebeldes.
El culto comenzó a las nueve de la mañana con cantos de adoración. El ambiente no podía ser mejor para aquel grupo de 44 personas. Las tropas avanzaban por tierra y aire, usando helicópteros artillados. El comandante que viajaba en la nave principal observó por los binoculares a un grupo de personas reunidas. Comunicó a las tropas de tierras y a las otras naves que había un objetivo militar. El protocolo acordado era lanzar una bomba, luego llevar a cabo una operación envolvente y finalmente verificar cuántos insurgentes habían sido dados de baja.
El helicóptero principal se abalanzó hacia su objetivo y los hermanos advirtieron lo que estaba por pasar. Las damas y los niños empezaron a llorar. Dos dirigentes ordenaron que todos se calmaran y oraran. Cuando estaban orando, una idea cruzó como un relámpago en la mente de uno de los dirigentes. Corrió hasta la ventana, tomó la cortina blanca, la amarró a un palo y salió a la puerta principal, ondeando la cortinita como señal de paz y sometimiento (muy parecido al clímax de la película White House Down). Desde la nave el comandante pudo ver al caballero agitando la cortina blanca y suspendió el ataque. Luego mandó a aterrizar la nave frente a la capilla. Según cuenta el profesor Enoc Iglesias, el comandante descendió de la nave, con cara de simpatía y amistad, y declaró:
—Se salvaron porque mostraron la cortina blanca; felicito a quien tuvo la idea.
No me quedan dudas de que @Dios siempre cuida a su pueblo. Aquel día se salvaron 44 personas gracias a una simple cortina blanca. A veces, los elementos a los que menos atención les prestamos pueden resultar decisivos en algún momento de nuestra vida. Por eso siempre es bueno mantener tu vida en las manos de Dios.