Jueves 30 de Junio de 2022 | Matutina para Mujeres | Esperando en Dios

Esperando en Dios

“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor” (Sal. 40:1).

Elisabeth Elliot fue escritora y misionera estadounidense. Su esposo, Jim Elliot, fue asesinado durante su labor entre las tribus quechuas del este de Ecuador, en 1956. Pese a esto, Elisabeth continuó trabajando como misionera durante dos años, sirviendo a los miembros de la tribu que había asesinado a su marido. Al regresar a los Estados Unidos, Elisabeth escribió más de veinte libros y se convirtió en una dotada oradora.

En uno de sus libros, Passion and Purity [Pasión y pureza], Elisabeth habla del amor, la soledad y la espera. Jim y Elisabeth se conocieron en la universidad, pero pasaron cinco años antes de que Jim se diera cuenta de que era la voluntad de Dios que él y Elisabeth se casaran. Tan solo tres años después de su boda en Quito, y con un bebé de diez meses en brazos, Elisabeth perdió a su marido. “Yo sé que esperar en Dios requiere estar dispuesta a soportar la incertidumbre, a llevar dentro una pregunta sin respuesta, elevando el corazón a Dios cada vez que esta invade nuestros pensamientos”, escribe Elisabeth. Esperar en Dios implica la dolorosa vulnerabilidad de no saber, no controlar y no entender.

No sé cuál será la pregunta que llevas clavada en el corazón. No sé cuál será la oración que repites sin ver respuestas. Pero te invito a aferrarte más a Jesús. La fe no elimina las preguntas, pero nos da alguien a quien llevarlas. La autora, en Secure in the Everlasting Arms [Segura en los brazos eternos], capítulo 7, agrega: “Dios sabe no solo lo que necesitamos, sino cuándo lo necesitamos. Cuando él retiene la única cosa que estamos seguros que nos haría feliz, es bueno recordar su promesa de que él suplirá todas nuestras necesidades ‘conforme a sus riquezas en Cristo Jesús’ ”.

Jesús, hace tiempo que estoy esperando. Hace mucho que estoy llevando esta carga. ¡Tengo tantas preguntas! Sé que tienes el poder para librarme de mis angustias, pero pareciera que no me oyes. Busco respuestas, pero solo recibo silencio. ¡Ayúdame, por favor! Dame humildad para esperar en ti aun cuando no entiendo lo que sucede. ¡Protégeme! No permitas que mi corazón se llene de lástima de mí misma, ni de desconfianza. Obra un milagro. Purifícame mientras espero. Haz que mi amor y fe por ti crezcan cada día.

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