Lunes 04 de Abril de 2022 | Matutina para Adolescentes | Trasplante de corazón

Trasplante de corazón

“Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo” (Ezequiel 36:26, NTV).

¿Te imaginas tener un corazón mecánico dentro de tu pecho? En lugar de un corazón de carne que late, tendrías un corazón robótico hecho de silicona, titanio y acero. Lo creas o no, ya se ha hecho.

La mañana del 4 de abril de 1969, los doctores Domingo Liotta y Denton Cooley sustituyeron el corazón de un hombre moribundo por un corazón mecánico en un hospital de Houston, Texas, Estados Unidos. El paciente evolucionó bien y se recuperó rápidamente. Al cabo de 64 horas, le retiraron el corazón mecánico y lo sustituyeron con el de un donante. Desgraciadamente, esa decisión resultó ser errónea dado que, 32 horas después, el paciente falleció. Evidentemente, la segunda operación se realizó demasiado pronto después de la primera y se produjo una infección que pronto se extendió a los pulmones.

Hoy en día, unos cuarenta años después, la cirugía a corazón abierto es bastante común y, en ese país, donantes proporcionan los corazones necesarios para unos 3.500 trasplantes cada año. En estas intervenciones, a veces se extrae el corazón del paciente y, a veces, se lo deja dentro del cuerpo para apoyar el corazón del donante. Vaya… Hay pacientes que tienen dos corazones latiendo dentro de sus cavidades torácicas. Hasta los bebés han recibido corazones trasplantados y han llevado una vida sana.

Lamentablemente, hay unas 800.000 personas que necesitan corazones nuevos, pero no pueden conseguirlos por la escasez de donantes. Esto ha generado que se realice un mayor esfuerzo por utilizar corazones mecánicos y corazones de donantes de otras especies, como los babuinos (una especie de monos).

Nuestro texto de hoy presenta un escenario bastante distinto. Dios ofrece sacarnos nuestro viejo corazón dañado por el pecado y darnos uno nuevo que lata con el pulso de la bondad del Cielo. En lugar de intentar sustituir nuestro corazón enfermo por uno mecánico, Dios ofrece darnos uno nuevo recién salido de las manos del Creador. Y una cosa es segura: en este mundo, los pecados que más apreciamos deben ser entregados a Dios; él es el gran Médico, y no podemos entrar en la sala de cirugía diciéndole cómo operar. Luego, una vez que experimentemos su cuidado experto, no vamos a querer que nuestro corazón esté invadido de pecado nunca más.

Él puede sanarnos ahora y hacer ese trasplante. Y un día, cuando Jesús venga, nos dará, físicamente, un corazón nuevo e inmortal, que latirá para siempre en perfecto ritmo con el Cielo.

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