Lunes 05 de Septiembre de 2022 | Matutina para Mujeres | Oír su voz

Oír su voz

“Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen” (Juan 10:27, NTV).

Estoy intentando oír la voz de Dios a diario. Después de orar, hago una pausa y, en silencio, intento escuchar la respuesta de Dios. Es bastante frustrante, porque mi cabeza está llena de ruidos, de tareas por hacer e historias por escribir.

Acallar el bullicio interno para oír el susurro apacible de Dios es una disciplina mental a la que no estoy acostumbrada. Hace unos días, después de orar, me detuve para escuchar. Pero no oí nada. Más tarde, mientras cambiaba las sábanas de la cama, comencé a preocuparme por una decisión que debía tomar. Entonces, sentí que Dios me decía tiernamente: “¿No dijiste que querías que me ocupe de este tema?” Dios me recordó que si él se encargaba del tema, yo no tenía que preocuparme.

Días después, me sentí avergonzada de cuán asustada seguía estando respecto de esta decisión. Entonces, Dios me susurró al oído: “Es una decisión grande. Entiendo que te asuste”. ¡Cuánta ternura y delicadeza! El Rey del Universo habla como todo un caballero. Tristemente, muchas veces confundimos la voz del crítico interior con la voz del Espíritu Santo.

El crítico interior es cruel, punitivo y destructor (Apoc. 12:10). Si no somos capaces de distinguir entre las voces, vamos a estar aterradas de oír a Dios. ¡Y esto es justamente lo que el enemigo desea!

La Biblia dice que todas las ovejas tienen el privilegio de reconocer la voz del Pastor. Los docentes de canto saben que para desarrollar el oído musical hace falta entrenamiento auditivo. Lo mismo sucede con la voz de Dios. Para reconocerla, debemos entrenarnos y saber qué sonidos desafinan con el carácter de Dios.

La voz de Dios, aun cuando nos desafía a hacer cambios importantes, nos anima. El crítico interior nos manipula para que nos demos por vencidas. Repite acusaciones de forma implacable, hace que en nuestra mente haya un griterío constante: Ya deberías saberlo…; Nunca lo vas a conseguir… La voz apacible de Dios trae esperanza: es práctica, creativa y amable. La voz del crítico hace que nos preocupemos por cosas del pasado o del futuro que no podemos controlar. La voz de Dios nos dice que a cada día basta su afán (Elfie Hinterkopf escribió Integrating Spirituality in Counseling [La integración de la espiritualidad en la consejería], manual del cual se extrajeron algunos de estos conceptos). Si aprendemos a distinguir la voz del Espíritu Santo, vamos a recibir cada día palabras de vida. El mismo Dios que creó el mundo con su palabra, dirá: “¡Hágase la luz!” e inundará nuestra vida de luz y paz interior.

Padre, quiero conocer y amar tu voz. Entrena mi oído. Sé que tus palabras preservarán mi mente en completa paz.

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