Lunes 08 de Agosto de 2022 | Matutina para Menores | Antonio no podía cantar

Antonio no podía cantar

“Mira que te mando que te esfuerces” (Josué 1:9 p.p., RVR 95).

Antonio muchas veces se sentía avergonzado porque cuando intentaba cantar, su voz se hacía chillona. Además no sabía afinar. Cantaba todo en un mismo tono. Algunos de sus amigos sentían compasión por él, otros se le burlaban y trataban de hacerlo cantar para divertirse a costa de él. En la aldea de Cremona, en Italia, donde Antonio había nacido, todos lo conocían como el muchacho que no podía cantar.

Pero había algo que hacía muy bien: tallar madera. Disfrutaba realizar diferentes figuras, y cuidar cada detalle para que quedaran hermosas. Un día, se enteró de que en su misma aldea había un hombre que trabajaba con madera también. Se llamaba Niccolo Amati y fabricaba violines. Eso encendió una luz en la mente de Antonio. Ya que él no podía cantar, fabricaría violines.

Un día, se dirigió a la casa de Niccolo para pedirle que le enseñase a fabricar violines, y llevó varios objetos tallados por él mismo como muestra. El maestro los observó detalladamente y vio que el niño tenía talento con la madera. Así que aceptó ser su maestro y enseñarle a fabricar violines. Pero antes le advirtió:

–Tendrás que trabajar ardua y pacientemente por mucho tiempo.

El niño estaba dispuesto a todo lo que fuese necesario para hacer un violín. ¡Y fue un alumno excelente! Aprendió el arte de fabricar violines a la perfección. Cuando su maestro murió, Antonio Stradivarius tomó su lugar. Y con los años, trabajaba constantemente para hacer cada nuevo violín más hermoso que el anterior. Nadie en el mundo logró hacer violines tan perfectos como él.

Stradivarius vivió hace más de 200 años. Los cantos y los gritos de los amigos que se burlaban de él en su infancia se han perdido en el tiempo, pero sus violines perduran hasta hoy. Los grandes músicos consideran un violín Stradivarius como un tesoro preciado. Todo gracias a la determinación, a la dedicación, al tiempo y el esfuerzo de un niño que no podía cantar.

¿Qué lección nos deja la historia de Antonio? Si crees que no tienes un talento en particular, no te desanimes; trata de desarrollar y perfeccionar aquellas cualidades que sí posees. Trata de ser aún mejor en lo que sí eres bueno. Pídele ayuda a Dios para dar lo mejor de tus talentos y así, como Antonio, trabaja con dedicación y esfuerzo para lograrlo. ¡Eso es excelencia!

Gabriela

(Adaptación del relato “El muchacho que no podía cantar”, de Rosemary Brown, El Amigo de los niños, año 8, tercer trimestre de 1981, N° 3).

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