Lunes 10 de Abril de 2023 | Matutina para Jóvenes | Cataratas

Cataratas

Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12.

Mi madre, como otras mujeres de su época, se caracteriza por ser una excelente modista y cocinera. Hay una tercera peculiaridad, también coincidente con muchas madres cristianas, y es la de ser una constante spiritual coach (asesora espiritual) de su familia y amigos. Para desarrollar adecuadamente sus funciones, les dedica mucho tiempo. La puedo visualizar fácilmente echando comino a un guiso o hilvanando con paciencia un pantalón. También, por la frecuencia con que lo hace, la puedo recordar leyendo la Biblia.

Hubo un tiempo en que le costaba mucho coser, cocinar, e incluso leer. Preocupados, fuimos al oftalmólogo, quien diagnosticó que tenía cataratas. En aquel momento, solo un 10 % de visión en el ojo derecho y un 40 % en el izquierdo. Apenas si veía. Durante unos días, se echó unas gotas que la prepararon para la cirugía. Tras la operación del ojo derecho, la luz la deslumbraba y debía llevar gafas de sol para compensar la irritación. Poco a poco, desapareció la molestia y empezó a ver correctamente. Todo tenía mucho más color, más detalle, más seguridad. Incluso llegó a caminar mejor. Ya no había nada que obstaculizase su visión.

Cuando Pablo habla de que vemos de forma oscura, como en un espejo de bronce, recuerdo las cataratas de mi madre y cómo la limitaban. Pienso que todos tenemos cataratas espirituales que afectan el trabajo, en lo más básico del día a día, e incluso en nuestra comprensión de la Biblia. Pienso, además, que necesitamos de ese láser que es la Verdad para que desaparezcan. Al principio puede que nos moleste tanta luz pero luego, poco a poco, habrá más color en nuestra vida, apreciaremos los detalles de Dios en nuestras experiencias, e indudablemente tendremos mucha más certeza y confianza en lo presente y en lo venidero.

La visión completa la obtendremos en la Nueva Tierra, pero podemos ir echándonos esas gotas previas al momento de la cura. Son gratuitas, solo hay que inclinar el corazón y orar: “Padre, Señor de la Luz, te agradezco haber conocido la Verdad porque reconforta y da horizonte a mi existencia. También te agradezco tu Palabra, porque me indica lo que a ti te gusta y cómo complacerte. Y, sobre todo, te agradezco por tu hijo Jesús. Anhelo parecerme a él. En este momento, humildemente, pido que tu Santo Espíritu resida en mí para que pueda ver como tú ves. Dame, por favor, el colirio de tu presencia”.

No te olvides, una gota en cada ojo tres veces al día.

Hay un mensaje especial para ti:  Matutina para Jóvenes | Miércoles 28 de Junio de 2023 | Un Jesús de verdad
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