Un atajo
“Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficientepara terminarla?” (Lucas 14:28, LBLA).
Durante siglos, los exploradores y comerciantes desearon una ruta más corta hacia el Lejano Oriente. Sin embargo, el camino estaba bloqueado por el continente americano, que se extiende desde extremo austral de Sudamérica hasta los témpanos de hielo de Norteamérica. Los primeros exploradores, como Magallanes, viajaron hacia el sur, y lo rodearon pasando por lo que hoy son Argentina y Chile. Henry Hudson fue hacia el norte, con la intención de rodear la actual Canadá.
Pero, no fue hasta el siglo XIX que los líderes gubernamentales y las compañías navieras de todo el mundo se tomaron en serio la construcción de un canal en el punto más estrecho del continente: un franja de 80 kilómetros de tierra en el centro de Panamá. Un trabajo era casi imposible, ya que ese territorio estaba cubierto de selvas calientes, pantanos traicioneros y rocas volcánicas.
Los franceses fueron los primeros en intentar construir un canal a través de Panamá, pero el proyecto no prosperó. Muchos trabajadores contrajeron enfermedades como malaria y fiebre amarilla, y fallecieron. Recurrieron a expertos para encontrar una solución al problema sanitario pero, tras casi veinte años y 22.000 muertes, abandonaron el proyecto.
Luego, lo intentaron los estadounidenses, pero se encontraron con las mismas dificultades. Finalmente, el doctor William Gorgas encontró una forma de controlar los mosquitos que propagaban las enfermedades. Por otro lado, el ingeniero John Frank Stephens diseñó un increíble sistema de presas y esclusas para el canal.
El 15 de agosto de 1914, el canal se abrió al tráfico. Fue un gran día de celebración. El Canal de Panamá es uno de los trabajos de construcción más duros jamás emprendidos por el hombre. Su construcción costó a los Estados Unidos 380 millones de dólares (casi 10.000 millones de hoy) y cientos de vidas se perdieron en el proceso. La construcción del Canal de Panamá fue un verdadero monumento a las habilidades de ingeniería del hombre. Conecta el Océano Atlántico y el Océano Pacífico, acortando en unos 13.000 kilómetros el recorrido, dado que ya no era necesario rodear Sudamérica. ¡Vaya! ¡Qué atajo!
Jesús nos dijo que contáramos el costo antes de comenzar un proyecto. Al igual que en la construcción del Canal de Panamá, el precio a veces puede ser alto. Pidámosle hoy a Jesús que nos ayude a considerar los riesgos de tomar ciertas decisiones que nos podrían costar la salud, la buena reputación e incluso la vida eterna.