Lunes 16 de Agosto 2021 | Matutina para Adultos | Un día a la vez

Un día a la vez

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“Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).

Si alguien tenía motivos para preocuparse, ese era Pablo: Desavenencias en la iglesia de Filipos y posible y cercana ejecución. Por eso, él explica cómo vencer las preocupaciones. La palabra “preocupación” viene de la raíz “estrangular”. Sí, las preocupaciones pueden ahorcarnos porque nos estiran en la dirección opuesta de la esperanza. 

El pastor Daniel Belvedere, un hombre de Dios, igual que Pablo fue un apasionado por la predicación del evangelio y fue nuestro profesor inspirador del evangelismo. El “colocó en mis venas” pasión por la salvación de las personas. Él decía que para vencer las preocupaciones necesitamos cuatro cosas: 

1-Tener un plan de acción. 

2-Vivir el presente con sabiduría, de un día a la vez.

3-Colaborar con lo inevitable. 

4-Confiar y depender del Señor.

Muchas canciones que son significativas nacieron de la adversidad humana. Lindsay Terry cuenta la historia de “Un día a la vez”. Marijohn Wilkin, a los cinco años, podía tocar el piano de oído. Cuando tenía catorce años, su padre contrajo cáncer, y tres años después falleció. Con dolor y con esfuerzos, ella cuidó a su madre y avanzó con éxito en sus estudios universitarios y musicales. 

Con poco tiempo de casados, su esposo piloto perdió la vida durante la Segunda Guerra Mundial. A los 37 años era una de las principales compositoras de la industria de la música country. Se volvió a casar, tuvo un hijo y escribió más de cuatrocientas canciones.

En medio de la aclamación y el dinero, Marijohn dejó de asistir a la iglesia y se volvió alcohólica. Varias veces intentó suicidarse. Pero Dios, en su gracia, le salvó la vida. A los 53 años, Marijohn escribió su canción más famosa: “Un día a la vez”. Este tema musical es mucho más que eso; es una oración: 

“Ayer ya paso, mi Cristo. 

Mañana quizá no vendrá. 

Ayúdame hoy, yo quiero vivir 

un día a la vez”.

Rápidamente, este canto se esparció por todo el mundo. Ella había regresado al Señor. Ahora era una cristiana fiel y feliz.

Aunque cada día puede traer desafíos aparentemente insuperables, siempre ten en cuenta que Dios nunca nos dejará ni nos abandonará. Prepárate para el cielo viviendo un día a la vez.

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