¿Qué recompensa hay por eso?
“Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo” (Mat. 5:46, NTV).
Piensa en una persona que te cae muy mal. Piensa en alguien que es tu enemigo o enemiga (o por lo menos te demuestra eso). Piensa en alguien que te persigue de alguna forma.
¿Listo? Bueno, a esa persona tienes que amar. ¡Qué fácil es decirlo y cuánto nos cuesta hacerlo! Pero hoy el desafío será orar por ella, por su bienestar, porque el Espíritu Santo toque su corazón o por lo que sientas que debas pedir.
Quizás, además de orar por esa persona, tendremos que orar para que Dios nos dé pensamientos positivos, perdonadores o amorosos hacia ella. Es decir, orar para que Dios nos ayude a amar a alguien que a nuestros ojos quizá no lo merece.
Podemos fingir muchas cosas, pero en esto demostramos realmente si somos hijos de Dios. No hay cómo esconderlo, y un amor tal solo puede provenir de una comunión estrecha con Dios, pues es algo que de nuestra propia naturaleza no saldría.
Esta pregunta es bien tajante. Resalta la actitud que muchas veces tenemos hacia las personas que amamos y que nos aman, y cómo no hay mérito en eso. O quizás sí, pero es el primer escalón en nuestra larga escalera del amor.
Muchas veces creemos que andamos bien por la vida cuando en realidad estamos haciendo lo mínimo indispensable. Dios, como siempre, nos llama a una norma más elevada.
Nos llama a no vengarnos por nuestra cuenta. La venganza es suya. Nos llama a dar la otra mejilla, a mostrar el otro lado de nuestra cara, a devolver bien por mal, a hacer algo bueno por nuestros enemigos.
Solo tú conoces cuánto has sufrido por las afrentas de las personas que se te oponen o desean tu mal. Mejor dicho, solo tú y Dios. Pero Dios ama a esa persona tanto como a ti y puede usarte para mostrar su amor y quizá generar un cambio necesario que resulte en salvación.
Y para hacer esto, a veces hay que pensar en qué necesita la otra persona, no tanto en qué quiere o en cómo te está tratando. Dios te dará discernimiento y sabiduría para manejar las relaciones problemáticas hoy, para orar de la forma adecuada. Para eso… para eso sí habrá recompensa.