El valor de las cosas pequeñas
«Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo». Efesios 5: 20
Hace algún tiempo leí un poema que me impactó. Decía más o menos así: «Solo te percatas de la existencia de la vela, cuando comienza a apagarse. Solo extrañas el sol cuando comienza a nevar. Solo te das cuenta que amas, cuando la otra persona ya no está. Solo te enteras de que eras feliz cuando comienzas a sentirte mal. Solo te hastías de la ausencia cuando extrañas tu hogar. Los sueños llegan despacio y se van de manera veloz. El amor llega lentamente, pero huye de forma rápida».
Muchas veces esta es la forma en la que vivimos la vida: dando casi todo por sentado. Despertamos por la mañana sin reparar en el hecho de que estamos vivos, de que durante la noche nuestros corazones siguieron latiendo, nuestros pulmones se siguieron llenando de aire, sin que nosotros tuviéramos que hacer nada al respecto. Ponemos nuestros pies en el suelo y ya estamos en la ducha sin siquiera considerar el milagro de poder caminar, el equilibrio y la coordinación que requiere. Abrimos la ducha y jamás nos maravillamos antes el hecho mecánico que hace que tengamos agua sin tener que hacer nada más que girar la muñeca (y pagar la cuenta). El mismo razonamiento se puede aplicar al desayuno «monótono», el trabajo «aburrido» y muchas otras cosas (y personas) más.
Las únicas veces que no di a mi cuerpo por sentado era cuando estaba enfermo. La única vez que aprecié el hecho de que tenía una lavadora de ropa fue cuando se descompuso y no pude dejar la ropa lavando mientras hacía otra cosa (¡y lo difícil que fue lavar mis camisas a mano!). La única vez que estuve realmente agradecido por las cosas que mi esposa hacía por mí fue cuando se fue de viaje y tuve que hacerlas yo mismo.
Creo que ya has entendido. Las cosas pequeñas valen. Y si las cosas pequeñas valen, ¿cuánto más las grandes? ¿Te has detenido a pensar cómo sería tu vida sin Jesús? ¿Qué sentido tendría todo? Hoy es un buen día para valorar a las personas que tenemos a nuestro lado.
Es un buen día para agradecer por las cosas pequeñas que hacen que nuestra vida sea lo que es. Pero más que todo, hoy es un buen día para agradecer por Jesús, nuestro Señor y Salvador. Ese es el mensaje de @Dios para ti hoy.
