Lunes 30 de Mayo de 2022 | Matutina para Menores | El niño obediente y el milagro de Jesús

Lunes 30 de Mayo de 2022 | Matutina para Menores | El niño obediente y el milagro de Jesús

El niño obediente y el milagro de Jesús

“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?” (Juan 6:9).

Imagínate que te levantas muy temprano, cuando está amaneciendo. Tu mamá te dice que escuchó que Jesús va a estar predicando durante el día en una colina cerca de tu pueblo. ¡Qué alegría! Rapidito, le preguntas si puedes ir a escucharlo. Ella te dice que eso es lo que más desea, que tú estés cerca de Jesús. Mientras desayunas, ves que mamá saca del horno unos panes, mientras termina de asar unos peces a las brasas. Te prepara un pequeño bolso con esa comida por si te da hambre durante el día. Se despiden felices e inicias tu caminata a encontrarte con Jesús.

Caminas bastante y finalmente llegas a la colina. Allí hay miles de personas intentando oír al Maestro, deseando ver cómo sana a los enfermos y bendice a algunos niños. Como tú estás solo, avanzas entre la multitud hasta estar cerca de él. Ves con tus propios ojos los milagros y escuchas las maravillas que él predica. Estás emocionado de estar aprendiendo cosas nuevas, llenas de sabiduría y amor. Sin embargo, el día ya está por terminar y ves que los discípulos se acercan a Jesús para hablar. ¿Qué será? Por sus rostros, parece algo importante. Luego de un rato ves que los discípulos se voltean hacia la multitud y preguntan a la gente si tienen algo de comer.

Tú, que estás atento a cada detalle, piensas rápidamente, y de solo imaginar que es Jesús quien está solicitando esto, te paras de un salto y corres a ofrecer lo que tienes, que son cinco panes y dos peces. El discípulo Andrés lo recibe con alegría y gratitud, y lo lleva hasta Jesús. Él da ciertas indicaciones a la multitud, “Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los sirvieran a la gente” (Luc. 9:16, 17). ¡Qué maravilloso milagro!

Luego de imaginar que tú eres el niño que compartió lo que tenía para comer con Jesús, quisiera preguntarte ¿habrías hecho lo mismo que él? Para que Jesús realizara este milagro, hubo un niño que obedeció la voz del Espíritu Santo hablando a su corazón, animándolo a que compartiera lo que tenía. Recuerda hoy: obedecer puede traer grandes bendiciones, no solo a tu vida, sino a la de muchos que están a tu alrededor.

Nina

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