Él es nuestra justicia
«Pues se acerca la hora —dice el Señor—, cuando levantaré a un descendiente justo del linaje del rey David. Él será un rey que gobernará con sabiduría; hará lo justo y lo correcto por toda la tierra. Y su nombre será: “El Señor es nuestra justicia”». Jeremías 23:5, 6, NTV
La palabra «justicia» ha tomado un lugar protagónico en nuestra sociedad. Desde los movimientos que procuran garantizar los derechos más básicos para todos hasta aquellas causas que procuran el cuidado del planeta y la asistencia a quienes más la necesitan. Todos deseamos un mundo más justo. Todos deseamos ser tratados con equidad y respeto. ¿Cómo podemos alcanzar tan noble ideal?
La necesidad de justicia no es nueva. Ya en tiempos de Jeremías el pueblo sentía la necesidad de un rey sabio, justo y que siempre hiciera lo correcto. Lamentablemente la situación en tiempos del profeta no era nada envidiable: asesinatos, impunidad y corrupción eran el pan cotidiano.
Pero en el versículo de hoy, Dios promete darle al pueblo lo que tanto había anhelado. Jeremías lo cataloga como un «descendiente justo» que recibiría el nombre de «el Señor es nuestra justicia». Nota que en este versículo la justicia se convierte en más que un atributo, la justicia pasa a ser una persona: «El Señor es nuestra justicia».
Cuando escuchas la frase «el Señor es nuestra justicia», ¿en qué piensas? En la Biblia, la justicia, más que hacer lo correcto, denota el trato de Dios hacia los seres humanos. También expresa lo que Dios desea hacer en nuestra vida. Pablo, hablando de la Cruz, dice que: «Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo» (2 Corintios 5: 21).
¿No te parece esto maravilloso? Dios es nuestra justicia, pero no se conforma con ser él nuestra justicia. Quiere hacerte a ti y desea hacerme a mí «justicia de Dios en Cristo». Más que protestar en las redes o repetir los argumentos que encontramos en YouTube sobre la justicia social, si deseamos que nuestro mundo sea un lugar mejor hemos de aferrarnos a Dios. Hemos de mantenernos «en Cristo» y solo así podremos ser «justicia de Dios» y transmitirla al mundo que nos rodea.
¿Deseas un mundo más justo? @Dios te dice hoy: «Déjame ser tu justicia y harás de este mundo un lugar más justo».