¿A quién hay que tener respeto?
“Den a todos el debido respeto. Amen a los hermanos, reverencien a Dios, respeten al emperador” (1 Pedro 2:17).
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- A Dios.
- A todos.
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¿Has cedido tu asiento a alguna persona mayor alguna vez?
Esa es una buena costumbre y una muestra de respeto.
La falta de respeto hace que muchas personas se vuelvan insensibles y no cedan el asiento a una madre con un bebé o a una persona anciana, que lo necesitan más. Sin duda, esas personas no conocen el Decálogo o los Diez Mandamientos, porque cada uno de ellos nos enseña a ser respetuosos (puedes leerlos en Éxodo 20). Los cuatro primeros muestran el respeto que se merece Dios como nuestro Creador; y los seis últimos nos enseñan a respetar a nuestros padres y a nuestro prójimo.
Cuando alguien no respeta las normas de circulación, siempre hay un accidente. De igual forma, cuando no respetamos a nuestros padres, se rompe la unidad en nuestra familia. Y cuando no respetamos a Dios, también rompemos nuestra relación con él y nos olvidamos de su amor hacia nosotros.
La Biblia nos enseña la importancia de respetar a Dios y a los demás para vivir en paz y ser felices, pero también nos enseña la importancia de respetarnos a nosotros mismos.
¿Recuerdas la historia de Daniel y sus amigos en Babilonia? Ellos respetaron las normas de Babilonia, pues era la autoridad que los gobernaba. Y respetaron a Dios cuando no se postraron ante la estatua de oro que hizo el rey Nabucodonosor. Pero también respetaron sus principios y valores personales cuando no comieron ni bebieron lo que no era saludable para su cuerpo.
¿Te gusta que te respeten los demás? Entonces respétalos tú primero, respeta a Dios y respétate a ti mismo cuidando que nadie te haga ir en contra de tus principios y valores. ¿Cuándo fue la última vez que mostraste respeto? Escribe tu experiencia en tu Diario de Oración.