El calor mata
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. Entonces los cielos pasarán con gran estruendo, los elementos ardiendo serán deshechosy la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10, RVR 95).
Advertencia: Ola de calor. En este día de 1995, la radio, la televisión y los periódicos de Chicago, Estados Unidos, advirtieron que se avecinaba un calor récord. “Prepárense para lo peor”, le dijeron a la gente, pero muchos no tomaron en serio la advertencia porque los veranos calurosos eran habituales en el esa zona. Pero pocos habían experimentado algo así; y cuando el calor se disipó una semana más tarde, casi mil personas de Illinois y de Wisconsin habían muerto por el golpe de calor.
¿Por qué? ¿Cómo pudo ocurrir esto en Norteamérica en esta época? Bueno, en primer lugar, ¡hacía calor! La temperatura alcanzó los 41º C y, con la elevada humedad, la sensación térmica era de 49º C. El calor derritió el pavimento y los rieles del tren se deformaron tanto que, en algunos lugares, los trenes tuvieron que detenerse por completo.
La mayoría de las personas que murieron eran ancianas, muchos estaban en cama y, en general, vivían solas. De hecho, la falta de una red social fue una de las principales causas. Sin amigos ni familiares cercanos, no había nadie que los atendiera, nadie que se asegurara de que bebieran agua y se cuidaran de otras maneras que podrían haberles salvado la vida. Muchos vivían en barrios carenciados, plagados de delincuencia, y tenían miedo de abrir las ventanas. Y algunos de los ancianos simplemente no querían encender sus ventiladores o aparatos de aire acondicionado debido al costo de la electricidad.
Cientos de niños también fueron hospitalizados. Después de solo dos días, los hospitales de la zona no daban abasto para atender a las víctimas de la insolación. Los cadáveres empezaron a amontonarse en las morgues y se trajeron camiones frigoríficos para ayudar con el desbordamiento.
Algún día, llegará otra ola de calor, tan caliente que todos los elementos de la tierra, todo aquello que parece permanente, como las rocas, la tierra y las montañas, se derretirán. Y las ciudades con sus edificios, fábricas, bases militares y aeropuertos, también se derretirán. ¿Qué harás ese día? Espero que mires a Jesús.