Aprendiendo a dar informes
Así que no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo de la gente de esa tierra, ¡Nosotros nos los comeremos como si fueran pan! No les tengan miedo, que el dios que los protege se ha apartado de ellos y con nosotros está el Señor. Números 14:9, RVC.
Después de los informes de los doce espías que fueron a inspeccionar la tierra prometida, la muchedumbre desanimada y temerosa se levantó en violenta acusación contra Moisés y Aarón. Querían elegir otros dirigentes que los condujeran de regreso a Egipto. ¿Por qué Dios pidió que inspeccionaran la tierra antes de entrar en vez de sencillamente destruir los obstáculos que fueran apareciendo en el camino? Porque el pueblo lo pidió (Deut. 1:22, 23). El pueblo no confiaba en Dios a pesar de haber visto tantos milagros. Dios los había alimentado en el desierto, había abierto el mar, los había protegido día y noche, su ropa y sus zapatos no se habían desgastado. Estaban a solo un paso de alcanzar el objetivo de su largo viaje, y entonces se llenaron de miedo.
Nosotros también confiamos en Dios en nuestro diario vivir, pero dudamos de su poder cuando los problemas son difíciles o las situaciones son intimidantes. Dios te ha dirigido hasta hoy, no te dejará en el momento más crítico. ¡No tengas miedo!
Caleb, Josué y los demás espías vivieron la misma experiencia, pero llegaron a diferentes conclusiones. El informe de los otros diez se concentró en las características de los habitantes: fuertes, gigantescos, capaces de tragarlos vivos. Josué y Caleb hicieron lo que Dios les pidió: reconocer la tierra (Núm. 13:2). Ellos informaron: Fluye leche y miel, posee uvas gigantescas. Los diez espías compararon a los gigantes con ellos mismos y sus miedos, mientras que Josué y Caleb los compararon con Dios. Frente a la divinidad, los gigantes eran tan pequeños y débiles que podían ser comidos como pan.
Ir en contra de la mayoría no es fácil; se necesita convicción, y sobre todo, confianza en Dios. La muchedumbre decidió creer en la mayoría y rechazaron el consejo de Josué y Caleb, incluso hablaron de apedrearlos, limitando el poder de Dios con sus dudas. No rechaces las advertencias que no te agradan. Evalúalas antes de reaccionar apresuradamente, compáralas con la Biblia; ¡podrías estar rechazando un mensaje de Dios!
“Cuando los hombres entregan su corazón a la incredulidad, se colocan bajo el dominio de Satanás, y nadie puede decir hasta dónde los llevará” (PP, p. 409). Recuerda: tus obstáculos, comparados con Dios, son del tamaño de un pan.