Pensando en lo que piensas I
“Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno” (Salmo 139:23, 24, NVI).
¿Te has puesto a pensar en lo que estás pensando? Aunque no lo creas, este es un ejercicio mental que debieras comenzar a hacer habitualmente. Los pensamientos son muy importantes porque determinan lo que vas a ser y hacer. Todo comienza en tu mente. Las buenas acciones y las malas acciones comienzan en tu mente.
Había un hombre que tenía su familia, pero siempre estaba triste y amargado porque era muy pobre y el dinero no le alcanzaba para sostenerla. Un día escuchó un ruido bajo la rueda del arado; desconcertado miró y descubrió que había un cofre lleno de monedas de oro. Enseguida pensó en que se acabarían sus problemas y podría dar a su familia lo que necesitaba, ya que ahora era dueño de toda una fortuna. El hombre arrastró el cofre hasta su rancho y lo enterró en un lugar secreto de su jardín. El pensar que tenía ese tesoro guardado y que podía ir usándolo poco a poco cambió su carácter. Comenzó a ser más amable, sonriente y agradable. Su temor y amargura quedaron en el pasado y empezó a tener confianza, fe y paz, sabiendo que, aunque vinieran momentos difíciles, él tenía provisión para enfrentarlos con éxito.
No solo su carácter cambió, sino también mejoró la relación con su familia, sus amigos y sus vecinos. Él tenía paz, y sus pensamientos estaban seguros y afirmados en su fortuna. Llegó a ser un hombre que se preocupaba por los demás y a quien todos amaban. Cuando ya estaba anciano y a punto de morir, reunió a sus hijos y les contó el secreto de su fortuna escondida en el jardín con el objetivo de que heredaran todo lo que quedaba. Al día siguiente que murió, muy temprano, sus hijos cavaron afanosamente en el lugar indicado, y encontraron el cofre. Pero, para sorpresa de todos, estaba totalmente vacío. Lo que nadie nunca supo, es que las monedas habían sido robadas por delincuentes ¡hacía más de diez años!
El solo pensar que tenía esa fortuna le daba a este hombre tranquilidad y paz. ¡Qué poder el de los pensamientos positivos! Pueden generar cambios en el carácter y en la actitud. Recuerda: el pensar cosas que agraden a Jesús requiere desarrollar dominio propio.
Nina