«A todo el que cree»
«Pero Dios perdona a todo aquel que cree en Jesús». Hechos 13: 39, TLA
Aquella era la primera noche de conferencias. Cuando la directora de las ujieres abrió la puerta principal del templo la vio allí parada, recostada en uno de los muros externos de la iglesia. Se acercó a ella, la abrazó y le dio un beso en la mejilla. La tomó de la mano y la ayudó a entrar. Al finalizar, volvió al muro donde la habían encontrado. Estaba allí parada cuando un vehículo se detuvo frente a ella. Se dio cuenta de que era el conferencista, que se ofreció a llevarla a casa. Aceptó y este la llevó cerca del centro de la ciudad.
El segundo día de conferencias ella estaba allí sentada, escuchando el mensaje. Durante varias noches asistió y al final de cada reunión el predicador la acercaba a su hogar. Al final de la primera semana, cuando el pastor hizo un llamado para aceptar a Jesús como Salvador personal, ella se levantó y pasó al frente. Al finalizar aquella reunión el pastor la esperó para llevarla, como cada noche. Cuando estaba acomodada en el asiento trasero él la felicitó por la decisión, pero ella explotó en llanto.
—Quiero pedirle perdón por montarme en su carro y por entrar en su iglesia —dijo—. Yo no pensé hacerlo, pero esa señora fue tan hermosa conmigo que no pude negarme. Yo soy una trabajadora sexual. Trabajo en el centro, donde usted me ha llevado todas estas noches. El día que entré al templo había escogido ese sitio para trabajar porque el lugar donde lo hago habitualmente se ha vuelto peligroso y varias de mis compañeras han sido asesinadas. Yo no quería engañarlos, pero realmente nunca había escuchado tantas cosas preciosas de la Biblia. Saber que Jesús hizo todo lo que usted ha dicho me atrapó por eso regresé cada día. Ahora sabe la verdad, perdóneme por haber profanado su templo y su carro.
El pastor le explicó que precisamente el templo es para personas como ella, que todo el que cree en Jesús es perdonado. Le dijo que si ella mantenía esa decisión de aceptarlo como su salvador personal su vida daría un giro de 180 grados. Le habló del bautismo y finalmente la dejó en el lugar de siempre.
Hoy aquella mujer sirve al Señor en una de nuestras iglesias. @Dios te dice: «Hoy tu vida puede cambiar para siempre, solo entrégate».
Fue muy lindo el relato y me iso entender cuánto valemos para Dios y que no importa cuan grande se nuestros pecados siempre el nos perdónara