Martes 24 de Agosto 2021 | Matutina para Adolescentes | ¡Pero lo quiero!

¡Pero lo quiero!


“No codicies la casa de tu prójimo” (Éxo. 20:17).

El décimo mandamiento siempre se me ha hecho difícil. Frecuentemente lo quebranto. ¿No matarás? No hay problema. ¿Decir la verdad? No hay problema. ¿No codiciarás? Mmmm… bueno… eso sí que me cuesta un poco.

Veamos por ejemplo, mi automóvil. Dios ha bendecido mi automóvil. Si pudieras verlo, lo entenderías. En mi último año de universidad, necesitaba un automóvil propio. Hasta el momento me las había arreglado bien a pie. Eso no significa que no había querido tener uno, pero ahora mi situación había cambiado y necesitaba un automóvil. Tenía una práctica clínica a 48 kilómetros de la universidad y se me hacía indispensable tener transporte. Así que le pagué 750 dólares a mi mejor amigo por ese automóvil. ¿Qué compré? Un auto destartalado con once años de uso.

Mis padres pensaron que el automóvil no sobreviviría ni siquiera los seis meses para los que lo necesitaba, pero yo tenía un plan diferente. Tan pronto como me dieron las llaves, hice una oración de bendición por él. Le pedí a Dios que le diera una vida larga y yo a cambio lo llamaría “Millas”. Ese día prometí que siempre estaría agradecida por a Dios él. Todos los días le atribuyo su larga vida a la bendición de Dios.

Cinco años y casi cien mil kilómetros después, el automóvil continúa encendiendo cada vez que lo necesito. Por lo general cumplo mi promesa de agradecer a Dios por él cada vez que ocupo el asiento del conductor (aunque la puerta del pasajero ya no abre). Cada vez que enciendo el aire acondicionado y escucho el sonido de la radio, digo: “Gracias, Señor”.

Pero a veces miro otros automóviles y deseo tener uno más nuevo, más cómodo y que me represente mejor. Así que, cada vez que deseo el automóvil de otra persona, recuerdo mi promesa de estar agradecida.

La codicia es un acto de ingratitud. Dios solo da buenos regalos, así que debemos reconocerlos y atribuirle a él todas las cosas buenas que tenemos. ¿Y tú? ¿Qué es aquello que codicias más a menudo?

  • ¿De qué maneras Dios te bendice aunque no tengas eso que tanto deseas?

LH

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